domingo, 24 de marzo de 2019

El abuso de mi profesor

De ello hace ya casi dos años. Yo era estudiante. En aquella época sólo deseaba sacar las mejores notas para tener una media que me permitiese entrar en una buena universidad y estudiar la especialidad que me interesaba. ¿Quién me iba a decir que al final decidiría no seguir estudiando? A veces los caminos que decidimos seguir en nuestras vidas no tienen nada que ver con lo que siempre habíamos creído. 

Si yo lo hubiese sabido entonces, no hubiera sufrido la peor experiencia de mi vida. O la mejor, o capaz la más excitante que tuve jaja. Aquel profesor sabía lo mucho que me importaba sacar buenas notas. Lo había tenido el curso anterior y ya tuve con él una discusión sobre una nota que no creía yo la más adecuada para un brillante trabajo que le entregué. Nunca habría luchado por aquella nota de saber lo que aquel hombre haría a raíz de aquello. Su nombre era Antonio. Era quince años mayor que yo. Yo contaba con veinte. Era gordo, barbudo y se le notaba muy peludo por las camisas que usaba que dejaban ver su vellos. No era feo de cara pero siempre la tenía humedecida de sudor, lo cual hacía bastante repulsiva su visión. Sentía algo de asco hacia él pero a la vez me atraía, no sé porqué..

Pero hasta entonces no sentía antipatía hacia él, todo hay que decirlo. Esto ocurrió una tarde en la que nos entregó un examen corregido. No se trataba de uno en el que tuvieses que responder a unas simples preguntas y ya está. Debías justificar tus respuestas, lo cual hacía más fácil la discrepancia sobre la nota entre el profesor y el alumno. Pero aquel examen recuerdo que lo hice muy bien puesto que me lo preparé muy bien. Se acercaba el fin del curso y no podía fallar. Sólo faltaba un pequeño esfuerzo más que yo di. Pero la nota fue un insuficiente. Evidentemente el profesor me había suspendido a propósito. Y no tuve que convencerlo de que esa nota no era justa, él mismo solicitó mi presencia tras entregarme el examen. 

Fui a su despacho cuando las clases hubieron terminado y de forma tan directa que aún hoy me sorprende, me dijo: 

- Creés que la nota no es justa y tenés razón. Te he suspendido a propósito porque sé lo mucho que te importa sacar muy buenas notas. 

- No le entiendo -le dije pasando de estar indignado a no entender nada. 

- Primero de todo -dijo y prosiguió -, no hay nadie acá. Nadie nos ve ni nos escucha. No tendría sentido contar a nadie lo que acá va a ocurrir porque yo lo negaría y vos no podrías demostrar nada. 

- Pero... 

- No me interrumpas. Esta nota puede cambiar. Puedo subirla hasta un excelente y te aseguro que la nota que le corresponde a este examen no es insuficiente pero tampoco excelente. De momento sales perdiendo pero puedes abandonar hoy la escuela ganando. Comprendí que quería que hiciese algo para ganarme la nota. La posibilidad de sacar un excelente me interesaba. Supuse que deseaba favores sexuales, no soy tonto y... ¿qué otra cosa podría querer, dinero? no. 

- ¿Qué debo hacer? -pregunté. Esperaba que quisiese que le masturbase o que me dejase masturbar por él. 

- ¿Has estado con un hombre alguna vez?

- No -respondí. 

- ¿Sabes que estoy casado? 

- Sí, lo sé. 

- Hace dos años que no tengo relaciones sexuales. Desde que nació mi hijo. Mi matrimonio no va bien y con un poco de suerte tardaré bastante en volver a tener sexo con mi mujer, y ni es seguro eso. De todas formas hay cosas que siempre quise que ella me hiciese y nunca me las hizo. En parte por mi culpa. Nunca llegué a pedírselas. -Comencé a asustarme. Estaba claro que no quería hacerme nada a mí, sino que yo se lo hiciese a él. Y no parecía desear una simple paja. Temía que quisiese practicarme sexo anal. Parece que leyó mis pensamiento. 

- No hablo de sexo anal, no te voy a coger, no te preocupes. Hablo de sexo oral. Quiero que me chupes la pija. Debí salir de allí en aquel momento. Era mejor suspender a chupársela a aquel gordo. Su cara sudaba más que de costumbre y su camisa estaba empapada de sudor. Y desprendía un olor a macho sudado impresionante, que en el fondo me atraía. Él estaba nervioso y quería ocultarlo con fingida serenidad y seguridad. Debí pensar que aquello tenía solución. El examen era bueno. Si se lo hubiese enseñado a otros profesores o al director, ellos habrían visto lo injusta que era aquella nota y lo habrían obligado a rectificar. Pero no pensé en ello y acepté. 

- De acuerdo -dije. Me arrodillé ante su entrepierna y cuando estaba por bajar el cierre, me interrumpió. 

- Espera -dijo él -. Prefiero que empecés por más arriba. 

- ¿Cómo más arriba? 

- Por el cuello estaría bien. -Antonio se sentó en una silla y se desabotonó la camisa. Puede comprobar que era tan gordo y peludo como yo había imaginado, todo un osote. wow! Su pecho era enorme y caído. Sus pezones grande y rosados. Y todo su cuerpo brillaba a causa del sudor. Y no sé porque ese olor a transpirado me atraía.

- Vení! dale! -dijo él y con su mano me condujo a lamer por su cuello y él comenzó a gemir despacio. No me gustaba tanto pero ya no podía parar. Sentía aquel asqueroso sabor a sudor y tenía ganas de vomitar pero a la vez no podía negar que me atraía y excitaba bastante. Entonces posó una mano sobre mi cabeza e hizo fuerza para que fuese bajando. Comencé a lamer por su pecho peludo. Sentía todo aquel vello en mi lengua, era riquísimo sentir el sudor de ese oso. Algunos pelos se colaron en mi garganta. Además de asqueroso, aquello era incómodo. Pero excitante a la vez. Muy contradictorio.

- Los pezones -me dijo. Chupé primero uno y luego el otro. Y cuando creía que ya nada podía ser peor, Antonio comenzó a gemir y a decir:

- Sí, así. Muy bien. Sigue así perrita. Aquellas palabras me ponían nervioso y a la vez hacían que mi pija tomara erección. Él disfrutaba mientras yo era casi violado en sus palabras. Entonces levantó un brazo y me obligó a chuparle su peluda axila. El sudor era más abundante y tuve mis arcadas pero me gustó ese sabor a sudor de macho. No entendía qué placer podía sacar de todo aquello pero lo tenía. 

- Ahora seguí abajo -dijo. Se abrió el cierre del pantalón y bajó el boxer. Su pija estaba bien parada. Era muy grande y estaba húmeda con su jugos pre seminales. Que tentador pensé! Antonio estaba completamente excitado. Era peludo por todas partes y eso me encantaba. También por el culo. Mientras chupaba ese rincón entre la pierna y su huevo, sentí una sensación única de deseo a más. 
- Chupame los huevos más- me dijo. Y lo hice, saboree cada rincón de sus bolas peludas y húmedas de sudor que tenía.
- afff muy bien putita! No tardaré mucho en acabar si seguís así -dijo, lo cual me sorprendió puesto que todavía no había llegado a chuparle la pija. y lo parecía que me leyó la mente porque dijo - Ahora chupame la pija. Y entonces me introduje su gruesa pija en la boca. Noté el sabor de aquel fluido que había inundado su verga y no sé por qué me lo tragué. Fue excitante! Seguí chupando. Introducía una y otra vez su pija en mi boca mientras jugaba con mi lengua sobre su glande. El gozaba y gemía muchísimo. Quería hacerlo bien. Me jugaba la nota y ya que tenía que hacer aquello por la nota, no debía hacer nada que hiciese al profesor creer que no merecía el excelente. 

- Ufff! Voy a llenarte la boca de leche! No te apartes. -me ordenó. Me había obligado a tragar pelos, sudor y también quería que me tragase su semen. Wow! Antonio dio un grito de placer y comenzó a descargar toda su rica leche dentro de mi boca. -Tragala! - Me dijo con voz ronca casi. Y me lo tragué como pude porque salía mucha. El sabor era algo entre salado y dulce, me pareció, pero riquísimo a la vez. Deseaba que terminase pero aquella acabada era enorme. Mucho más abundante que las mías. Podría haber llenado una copa entera con todo aquel semen que yo me tragué. De pensarlo de nuevo se me para ja!

- Dejala limpita! - Me ordenó con voz firme. Pasé mi lengua por toda su pija y sus huevos recogiendo con ella todo la leche que no había podido tragar a la primera. Cuando su verga quedó limpia, Antonio cambió su expresión en la cara. Su rostro reflejaba arrepentimiento. Estaba claro que había tenido una fantasía y en vez de hacerse una paja pensando en ello, quiso cumplirla y ahora se daba cuenta de lo horrible que resultaba todo aquello. 
Yo comencé a llorar. 

- No llores -me dijo. Me sentía la persona más miserable del mundo. Me había prostituido por una simple nota escolar. No pude aguantar más las nauseas e intenté vomitar en el interior de su papelera pero solo salió saliva. La leche ya estaba en mi panza supongo.

- Dios, lo siento mucho -me dijo -. Tené por seguro que el excelente lo tenés más que seguro. Me limpié con un pañuelo e intenté secarme las lágrimas pero no podía dejar de llorar. La imagen era patética. Yo llorando y él consolándome. Y pareció avergonzarse aún más cuando detuve mi mirada sobre su pene desnudo. Rápidamente comenzó a vestirse. No entendía como una persona que acababa de casi violarme pudiese sentir vergüenza al estar desnudo frente a mí. Después de llorar comencé a reír. Y reímos juntos. 

- Cuando quiera lo repetimos profe - le dije, y noté que se sorprendió.

Salí de ahí con una sonrisa en la cara y el sabor de su leche en mi boca contento con mi "excelente bucal" jaja


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