jueves, 10 de noviembre de 2022

Grata Tarde Sopresiva

Aquella tarde, como otras muchas, crucé el paso elevado que separa mi localidad y la estación de servicio donde paran tantos camioneros a comer y descansar, y me llevé una grata sorpresa.

Aquella tarde me guardaba un rato delicioso, aún hoy lo recuerdo; los nervios me pueden y el calor invade mi cuerpo. 

Serian las 4 de la tarde cuando crucé el paso elevado para ir a la estación de servicio de enfrente de casa, era el único sitio donde podía comprar cosas para el hogar sin tener que desplazarme o tener que tomar el colectivo para ello. La tarde era soleada, la temperatura no era excesiva pero era verano y tras el almuerzo mi localidad se sumía en el más absoluto silencio, ya que muchos dormían la siesta y otros no estaban porque trabajaban alejados. Al llegar ahí la tranquilidad era inmensa, antes de comprar di una vuelta por donde estacionan los camioneros para abastecerse, había dos camiones. En el primero no había nadie al parecer, en el segundo un camionero por fuera andaba ajetreado. 

Me dirigí hacia el baño que allí tienen y me puse a mear, aún no había terminado cuando un hombre de unos 35 años o más, después me di cuenta que era el camionero que había visto momentos antes, se puso en el otro mingitorio y sin atreverme a mirarlo descaradamente oí el chorro de su orina contra la loza, me excitó aquel sonido. El corazón me latió mas rápidamente y empecé a mirar de soslayo, el tipo pareció darse cuenta que era observado por mí porque se retiró un poco y pude ver el chorro de su orina y parte de su pija flácida, pero aún así bastante gruesa, eso me calentó. Y se me paró un poco la pija. Ya habíamos terminado de mear y seguíamos en la misma posición. 

Sin abrocharse se dirigió a un box de los 3 que había, y pensé que ahí había terminado todo, me abroché y me dispuse a salir de ahí, su puerta se mantenía abierta de par en par y vuelto hacia mi me enseñaba su chota gruesa, miré a un lado y otro y me metí en aquel minúsculo box con él, tras cerrar la puerta y mientras con una mano me buscaba un pezón con la otra me acaricio el culo, después dejo de hacerlo y me subió la camiseta, mi pezón ya duro y excitado recibió un mordisco y chupada que me hizo suspirar, tras esto me agarró por la nuca y haciendo fuerzas, aunque yo no me resistí para nada, me llevó a su entrepierna, unos slips blancos de algodón guardaban su tesoro y su olor; era una mezcla de sudor, orina y líquido preseminal, (como me calienta recordarlo) cerré los ojos y dejé que su aroma me envolviera mientras refregaba sus calzoncillos con olor a macho por toda mi cara, no sé el tiempo que estuvimos así pero mi mente pedía a gritos su pija en mi boca, saborear su masculinidad y esos jugos que mojaban sus slips, chupar sus huevos peludos, sentir sus embestidas dentro de mi boca húmeda. 

Me agarró por la barbilla y me subió hasta ponerme de pie, me miró a los ojos y me dijo un sencillo y contundente: seguime bebé. Se terminó de abrochar y salió del cuarto de baño y salió fuera al parking y se dirigió a su camión, lo abrió y se metió dentro, hice lo mismo y me vi en una cabina amplia y fresca, el aire acondicionado se encargaba de ello. Se froto el bulto y se metió detrás de los asientos, ahí en una cama no tan ancha se echó y se empezó a desnudar; se sacó la camisa de manga corta, sus pantalones cortos, y sus borcegos, mientras yo observaba todo muy excitado, era todo peludo con una panza hermosa y era bien machote y sexy, me agarró de la mano y me llevó a su lado, me quite los zapatos y decidí dejarme llevar, ser su trofeo, que él mismo me dijera que hacer, había una connotación dominante en su actitud y decidí perderme en ella. 

Él me dijo: chupame todo, no dejes nada sin chuparme, wooffff! y así lo hice, todo su cuerpo paso por mi lengua y mi boca, chupé sus pies anchos y peludos, lo oí gemir mientras metía mi lengua entre sus dedos, mientras chupaba su dedo gordo, mientras chupe su planta aspera y sudorosa, después fui subiendo por sus piernas y se las abrí a modo que su olor a macho saliera de esos slips, se los fui bajando y saltó su pija gruesa y mojada, me la metí en la boca con hambre, saboreándolo a full, me gustaba dar placer a ese macho, sentir su respiración agitada era vital para mi, tras eso subí y me centré en sus axilas. No sé el tiempo que estuve devorándolo entero pero mi cuerpo y ser le pertenecía y quise que chupara de nuevo mis pezones, siempre que lo hacen pido a gritos que me cojan, que me usen, que me partan en dos y me llenen de leche. 

Casi tímidamente se lo pedí: chupame las tetillas, chupamelas! y lo hizo con mucho placer, con el hambre de un macho en celo pero con la sabiduría de un buen amante, mordí mi labio inferior por no gritar: su barba tupida me ponían los pezones duros, haciéndome latir y palpitar mi ano, lo pedí casi a gritos: cojeme, cojeme por favor, usame a tu antojo, macho! fue entonces cuando me volvió y escupiéndose en la mano y en su pija, se dispuso a meterme su chota de macho. Comenzó a dilatar mi ano aunque ya poco lo necesitaba, metió un dedo con saliva, lo giró en redondo dentro de mi, después cuando lo mojó bien dentro de mi caliente culo. Se agarró la pija con una mano y la llevo hasta la puerta misma de mi ano y con un pequeño movimiento de caderas metió la mitad de su verga dentro de mi, solté aire y me dispuse a recibir la otra mitad, no tardó nada en hacerlo y sentí como su gruesa pija golpeaba mi próstata y volviéndome loco de placer, sus movimientos acompasados fueron alternándose con giros en redondo mientras yo resoplaba, y gemía, mi pija babeaba excitadísima mientras él me penetraba con maestría y dedicación, cuando la saco de mi hambriento culo creí enloquecer para volver a hundirla con fuerza de nuevo, repitió muchísimas veces eso y a cada mete-saca me hacia ver la estrellas no de dolor sino de placer absoluto. 

Cuando dejó de hacerlo ya mi agujero estaba sumamente abierto y me tumbó boca arriba, colocando mis piernas sobre sus hombros y volvió a metérmela, así veía su cara de goce, como las gotas de su sudor caían sobre mi, después de un rato dándome verga así, se tumbó boca arriba y me dijo: clávatela entera, me puse encima y mientras él se agarraba la pija yo fui metiéndomela despacio al principio, cabalgando como una puta en celo rápidamente después, de mi pija salía ya un liquido espeso, caliente que caía sobre su ombligo, seguí así largo tiempo, subiendo, bajando, notando su enorme y gruesa chota dentro de mi, aceleré el ritmo cuando vi su cara de placer, sus ojos cerrados, sus gemidos. Sentí el calor de su leche dentro de mi culo y seguí y seguí, vaciándole los huevos a aquel macho, alzó sus manos y pellizquearon mis pezones, su pija seguía aún bien dura y yo la bombeaba dentro de mi, de mi culo salió un hilillo de su semen que él se encargó de recoger con sus dedos y la llevo a mi boca, chupé su néctar y volví a cabalgarlo, mi orgasmo se acercaba, iba a explotar, de un golpe certero sacó la pija de mi ardiente agujero y me hizo limpiarle la pija con mi lengua sus jugos, mientras lamía su pija tanta era mi excitación que solté mi chorro sobre su pija en un alarido de gozo, esta vez limpié su chota de mi leche mezclada con el sabor y el olor de su pija de machote. 

Ya completamente limpia caí rendido en su ingle mientras me acariciaba y me agarraba por la nuca. Nos vestimos sin hablar, apenas si nos miramos. Ya vestidos salimos del camión donde la tarde seguía su ritmo, nos despedimos con un beso con nuestras lenguas intercambiando saliva. Y diciéndome nos vemos la próxima. Me pasó su celular pero hasta ahora no volvimos a encontrarnos de nuevo todavía.