jueves, 19 de enero de 2023

Mi primera vez con un hombre (de la web, pero arreglado por mi)

Mi primera vez con un hombre no fue como a algunos le sucede, y como pensaba que me sucedería, con un hombres atractivo, lindo o exitoso.


Mi nombre es Nicolás. En aquel momento yo estaba casado con una mujer, y tenía 32 años. Me desempeñaba como médico en mi consultorio. Mi esposa es una linda mujer, con lindo cuerpo, sin mucha cola pero con unos pechos generosos, y muy fogosa en la cama.


Conocí a Carlos en un curso de lectura. Yo llevaba ya seis meses, y él se presentó una tarde, con cierta timidez. A poco de empezar comenzó a ser bastante participativo, y demostró enseguida su cultura. Es un hombre muy leído, apoyado también en sus 62 años. Al contrario, yo era bastante callado, me gustaba escuchar opiniones de todos, y claro, opinar también en alguna oportunidad.

Carlos es un hombre muy alto, de aproximadamente 1,90 metros de altura, no muy gordo pero si con una contextura física enorme, con una panza como quien dice cervecera y con unos brazos que asustan y hace pensar que en sus momentos de juventud impartía miedo a quien lo observase. No mucho pelo en la cabeza, pero en el cuerpo pareciera que si porque se le asomaban los pelos por el cuello cuando usaba camisas, tiene unos bigotes abundantes, con una voz ronca varonil  y ojos marrones oscuros.

De a poco empezamos a hablar, alguna vez antes de empezar, y alguna que otra vez a la salida. Todo en tono cordial, y sin sospechas de ningún tipo.

De a poco empecé a notar que Carlos era un tipo muy locuaz, hablaba hasta por los codos, y a muchos de los compañeros empezó a caerles antipático. Monopolizaba la palabra, contradecía al resto y con el tiempo se fue aislando. El resto del grupo empezó a hacerlo a un lado, y a ponerle algún apodo, "viejo gaga" era el más conocido. 

La cosa se fue poniendo peor y le hacían bullying de una forma que me empezó a molestar, por lo que de a poco empecé a acercarme a él. Al conocerlo me di cuenta que no era un mal hombre, solo muy seguro de sí mismo y por supuesto, vanidoso, pero con sentimientos nobles. Poco a poco fuimos hablando más, y al ver que tenía un amigo, el grupo dejó de tomarlo como punto de risa.

Comenzamos a juntarnos en algún bar para leer un rato primero, y después simplemente para hablar de la vida. Y ahí él empezó a halagarme en ciertas maneras. Primero con mi ropa, diciéndome que tenía muy buen gusto, luego con mi corte de pelo, y así fue tanteando la situación.

Con el correr de los meses empezó un "juego" en el cual me fui sumergiendo, consistente en que él deslizaba algún comentario sexual, y yo me reía o sumaba algún otro. Teóricamente todo era en juego, pero de a poco empecé a notar que de a poco su mirada empezaba a mirarme más fijo, que en el tono de sus comentarios había menos risa y algo más de realidad, y se empezó a formar en mi la idea que quizás él fuera más en serio que un simple chiste.

Un día me invito a leer en su casa, y si bien la idea que quizás él quisiera algo más vino a mi mente, decidí aceptar. Durante semanas fui a su casa, con el total consentimiento de mi ex esposa, dado que no le ocultaba nada de eso, nada había que ocultar. Lo que si ella no sabía, era que de a poco yo había empezado a tener pensamientos eróticos con situaciones homosexuales, y masturbaciones en las cuales empecé a meterme un dedo en la cola, para posteriormente penetrarme con un consolador anal con el que jugaba con mi esposa.

Todo cambió de golpe, una tarde que como tantas fui a su departamento a leer y charlar. Todo se desarrollaba como siempre, pero en un momento cuando salgo del baño, abro de pronto la puerta y me encuentro con que está esperándome del otro lado. Nos quedamos cara a cara, y sin pensarlo demasiado me dio un beso. Si bien yo había pensado varias veces en un posible encuentro con Carlos, la situación obviamente me cayó como un baldazo, e intenté resolver de la mejor manera. Y le dije:

- "Perdón Carlos, pero no, nada que ver”

- "Nico, te encanta esto, solo tenés que soltarte, es obvio que tenés ganas"

- "No no, nada que ver. No me van los hombres, creí que era claro que todo era un juego"

- "No podes fingir Nico, llevo mucho tiempo de esto y me doy cuenta enseguida cuando algún hombre quiere pija"

Se me volvió a acercar, arrinconándome contra la pared. Me volvió a besar intentando meter su lengua, y ante mi rechazo, fue directo a mi cuello. Quedé extasiado, hacia fuerza para que no me gustara pero estaba en las estrellas, sentía su respiración acelerada, y me empecé a calentar mucho. Me agarró la mano y la llevó a su paquete notando que estaba su pija bien dura. Cómo médico he visto muchos penes y el de Carlos parecía al tacto tamaño promedio. Del cuello fue nuevamente a mi boca, y nos besamos apasionadamente con desesperación.

- "No estoy preparado Carlos, podemos dejarlo para otro... día..." 

(casi no podía hablar, y salían gemidos entremedio)

- "Yo si estoy preparado Nico, me tomé un viagra antes que llegues"

Y me siguió besando y metiendo lengua, mientras saboreaba su saliva.

Me llevó de la mano a su habitación y nos acostamos en la cama.

- "Bajame el jogging" (Estaba con esa prenda y remera)

Lo hice y ante mí apareció su pija, de tamaño normal, poco vello, pero ya gomosa y con líquido preseminal. Cosa que me hizo babear de deseo.

- "Mirala bien Nico, esta va a ser la primera pija que vas a tener en el orto"

Sin que diga nada más empecé a chupársela, como pensé que se debía hacer, copiando lo que las mujeres habían hecho conmigo. Carlos empezó a gemir de placer, y hacerme correcciones sobre mi forma de chuparla. Increíblemente en muy poco tiempo pase de tener terror a querer ser el mejor chupapijas de Buenos Aires. Lo mamé unos 10 minutos, despacio, intentando concentrarme, y no pensar en lo que estaba haciendo.

- " Listo Nico, ahora te quiero culear"

- "Mejor acaba y cogemos otro día"

- "Ponete en 4 mi amor"

Y me ubico como él quería que me pusiese. Apoye los codos sobre el colchón, y él se ubicó detrás mío. Me lleno la cola de gel lubricante, y comenzó con algún dedo. Siguió con chuparme mucho la cola, y a jugar con sus dedos, metiendo y sacando uno, siguiendo chupando, y cuando vio que yo lo toleraba bien, se llenó la pija de lubricante, y la apoyó en la entrada de mi ano. Me la iba a meter a pelo y me daba morbo.

- "Ahi va, bebé"

Empezó a empujar en el hoyito y el dolor empezó a aparecer, tal cual describen todos los que tuvieron esta experiencia. Intenté hacer como  aconsejan, relajar los músculos y respirar hondo, pero con un grandote atrás, agarrándome de las caderas y empujando con la pija se complica muchísimo. Pero me encantaba que dominara así. Una vez entró la cabeza, fue empeorando, sentía un cilindro que a presión quería romperme las entrañas, realmente insoportable.

- "Basta Carlos!! Ahhggghh!! Sacala por favor!!

-"Shhhuu! tranqui que ya pasa lo peor"

-"Nooo, sacala ya!! No aguanto!!!! "

-"Shhhuu! ya pasa bebé"

-"me duele por favor sacalaaa"

-"Nico, tranquilo que ya termina de entrar, shhhuu! relajá ese orto que desde ahora es mío"

De a poco esa sensación de puntada interminable empezó a ceder un poco, si bien aún dolía muchísimo. Sentí sus muslos en mi cola, y supe que había llegado al fondo. Nos quedamos así inmóviles por un minuto (o eso me pareció) mientras él me decía:

- "¿Sabés la cantidad de putos como vos desvirgué? Se hacen las difíciles y terminan todas con la cola llena de pija”

Yo no sabía si putearlo, ignorarlo o prenderme en ese juego morboso... decidí callar.

Al poco tiempo empecé a disfrutar la situación, si bien el dolor continuó durante todo el sexo. Cuando Carlos vio que no me quejaba tanto empezó de a poco a sacar y meter, sacar y meter, muy muy despacio al principio y ganando ritmo, y después fue en algún momento algo intenso.

Recuerdo haber pensado en aquel momento "quizás más adelante me arrepiento, al menos ahora tengo que disfrutar si puedo", y comencé a soltarme y soltar lo que me salía, en mi caso gemidos de placer.

- "Ay como te gusta bebe!!!"

- "Aaaahhh" (gemía fuerte y eso lo hacía ponerse más bruto y metermela más fuerte)

- "Querés que te dé más pija?"

- "Ayyy papi ahhh ahhh"

- "Decime o no te cojo nunca más"

- "Ah ah ah, me vas a querer seguir cogiendo viejo forro, dame más pija ahhhh así papá, más adentro metela"

Y ahí continuó con el bombeo, suave siempre y fuerte por momentos, hasta que sentí que le metía hasta el fondo, y soltaba un chorro enorme de leche que inundó mis entrañas:

- "Aaaaaa bebé te voy a llenar de leche! aaaa ah!"

Y se me desplomó arriba mío.

Yo estaba empalmado pero no había acabado, por lo cual empecé a masturbarme mientras aún tenía su pija en mi cola y tuve un tiempo orgasmo del que creo se enteraron todos los vecinos.

Si bien Carlos me ofreció a quedarme en su casa, y hasta llegó a rogarme, me fui rápido, con la cola usada por primera y llena de su lechita, pero no fue la última vez en mi vida que Carlos me hiciera suyo.