martes, 10 de octubre de 2023

El viaje a Córdoba con el camionero

Durante años había fantaseado con la idea de tener sexo con un camionero. Soñaba con que fuera fuerte, varonil, recio, descuidado en su aspecto, que fuera un hombre maduro y heterosexual, bien macho. Como saben, los camioneros tienen muy buena fama de saber coger bien porque tienen las mejores maestras en el sexo: las prostitutas de la calle. Estas trabajadoras de las rutas enseñan a sus clientes (los camioneros) cómo cogerlas de la mejor manera, cómo moverse, dónde estimular, las mejores posiciones y los puntos de placer.

En mi vida laboral he tenido oportunidad de trabajar en distintas empresas, y en una de esas empresas conocí a un camionero que venía a retirar la producción de la fábrica. Nos pusimos a conversar varias veces y éste hombre era muy simpático y conversador. Yo me le quedaba mirando por su aspecto tan hermoso y varonil, entusiasmado escuchando sus anécdotas de las rutas y los viajes. Me encantaba su experiencia y en cierta forma yo lo admiraba. Me quedaba embobado mirándolo y él me veía a mí también, a veces con una sonrisa, él quitaba la atención de los demás para venir y hablar conmigo. Creo que desde el principio hubo una atracción muy fuerte. Creo que él se dio cuenta desde el principio que yo soy gay, pienso que a los hombres les gusta mi parte "femenina". Siempre traté de ocultar mi homosexualidad, pero en cierta forma siempre sale a la luz, y simplemente a veces la dejo salir sin importar lo que dirán.


Un día que este hermoso camionero vino a recoger su carga, nos pusimos a hablar, y me contó que él a pesar de estar casado, de vez en cuando se levantaba alguna mina, ya sea prostituta o de las chicas comunes, y las llevaba como "novia" a alguno de sus viajes. Entonces, mientras estábamos hablando, mi hermoso macho camionero soltó una propuesta que me tomó por sorpresa:

Camionero: -Estaría bueno que fueras conmigo a Córdoba uno de estos días. ¿Qué te parece, irías?

A lo que yo le respondí:

Yo: -Me encantaría. ¡No conozco Córdoba así que sería genial!

Mi entusiasmo no podía ser más grande. Estaba tratando de no mostrarlo tanto para no asustarlo, pero por dentro estaba flotando en las nubes.

Elegimos una semana donde yo estuviera de vacaciones para poder tener suficiente tiempo libre. Así que acordamos un día y un lugar por donde él me iba a pasar a buscar y ahí estuve. Fui a una parada de colectivos en la ruta a la hora acordada, y después de unos minutos apareció él con su camión Scania 112.



Yo llevaba ropa liviana y una mochila con un poco más de ropa y algunas pertenencias como para tres días. Así que él paró al costado de la ruta, se bajó del camión y me saludó con un fuerte abrazo, me metió un fuerte beso en la mejilla y me ayudó a subir, (noté que me miraba el culo desde abajo) me pasó la mochila, y yo estaba loca de entusiasmo y felicidad. 


Emprendimos el viaje y mi hombre tenía una hermosa sonrisa de par en par. Este hermoso ejemplar de camionero tiene unos dientes blancos grandes y una sonrisa completa como los actores de cine, y era morrudo, alto y pelo castaño, tiene piel blanca bronceada por andar en el sol de las rutas, (es descendiente de italianos), tiene manos grandes, el pecho peludo y una hermosa cola redonda se adivinaba a través de su pantalón azul de grafa. Su bulto también se marcaba a través del pantalón y se notaba que tenía un gran par de huevos.


Viajamos por varios kilómetros y me pidió que le cebara mate. Puso la garrafita y calentó el agua en una pava. Por supuesto, como su mujercita camionera, le cebé mate con toda alegría. Estaba dispuesto a todo, lo que me pidiera lo haría sin dudar, y cebarle mate a mi macho camionero me hacía más que feliz.


Luego de andar por varias horas, cayó la noche y paramos en una estación de servicio. Yo aproveché para ir al baño y pegarme una ducha, dejé mi cola lista para cualquier acción que pudiera venir después. Cuando volví vi que mi "novio" camionero estaba cocinando una rica comida en la garrafita. Muchos camioneros tienen todo el equipo completo arriba del camión, pues esa es su "casa" la mayoría del tiempo: una garrafa de dos o tres kilos, una hornalla, un par de cacerolas, vasos, platos y un juego de cubiertos. También tienen un equipo para bañarse: Toallón, ojotas, jabón, dentífrico, desodorante, y algo de perfume. Herramientas, equipo de mate, varias mudas de ropa y algunos hasta heladera tienen.


Después de comer llegó la hora clave: la hora de dormir. Hasta ese momento no habíamos hecho nunca nada. Así que para mí con él era mi primera vez. Estábamos en un pueblito llamado La Carlota, Córdoba, así que él me dijo:

Camionero: -Mañana tenemos que llegar a Córdoba Capital, tengo que ir a la fábrica y descargar, así que tengo que levantarme temprano. Vamos a dormir. 

Mi corazón saltaba dentro de mi pecho. Él empezó a sacarse la ropa y en un segundo estaba sólo con un bóxer blanco puesto. Mis ojos lo miraban maravillados, casi con desesperación, absorbía cada centímetro de su cuerpo, ese pecho y panza peluda, y especialmente su entrepierna. Yo lo miraba como un "violador" en potencia. Él tenía un gran bulto que dejaba entrever lo que había dentro de su ropa interior. Se me quedó mirando y viendo cómo yo absorbía cada célula de su ser. Entonces se acostó en la cama del camión y se quedó esperando expectante... 

Hice mi primer movimiento: me senté en la cama y acaricié su bulto por encima del bóxer. Como él no hizo nada seguí con mis avances. Le bajé el bóxer y apoyé mi nariz y boca en su verga y su vello púbico. Sentí el suave olor de su verga, era un olor hermoso, algo de mezcla con meo y algo de líquido preseminal, dulzón y excitante. Me llené la boca con su pija y la chupé con todas las ganas, haría todo lo posible para que ese hombre no se olvide de mí, y para hacer que ese viaje sea inolvidable para los dos. 

Se la chupé con gran entusiasmo, se la agarraba con fuerza y le hice garganta profunda varias veces y en poco tiempo esa verga estaba dura y maciza como una piedra. Sentí su líquido preseminal entrar en mi garganta y sabía que mi hombre estaba muy excitado. 

Mi cuerpo se convirtió en una verdadera aspiradora, una máquina succionadora de pijas, una verdadera boa constrictor dispuesta a tragarme cada centímetro de la verga de ese hombre. Le chupé las bolas y lo pajeaba y sentí su orgasmo casi por venir. Paré un poco y volví a metermela en la boca hasta que llegaba a mi garganta y me hacía ahogar esa pija gruesa. Sentí sus gemidos de placer y supe que estaba haciendo un buen trabajo. Su verga se puso más dura que nunca y pensé "éste es mi momento" así que empecé a chupársela más rápido, y volví a hacerle garganta profunda una y otra vez, y entonces el dijo:

Camionero: -Voy a acabar, voy a acabar

Él pensaría que la iba a sacar de mi boca para que acabe en la sábana o sobre su pecho, ¡pero Nooo! ¡Yo no estaba dispuesto a desperdiciar ese delicioso néctar! Le dije:

Yo: ¡Sí, papito! ¡Acaba, dame la lechita papi!

Y seguí chupándosela hasta que sus gemidos se hicieron más fuertes y sentí su esperma saliendo de su hermosa verga y entrando hasta el fondo de mi garganta, fue como una erupción de esperma, un géiser de leche que llenaba toda mi boca y me tragué hasta la última gota. Que rica esta esa lechita! 



Su cara de satisfacción y de placer me dieron la confirmación de que lo había disfrutado de verdad y me sentí más que contento con mi tarea bien hecha.

Yo me saqué toda la ropa y dormimos desnudos en la cama del camión mientras él me hacía "cucharita".

A la mañana siguiente nos levantamos temprano y comenzamos a andar mientras yo le cebaba mate y veíamos el amanecer en la ruta. 

Llegamos a la fábrica en Córdoba, descargamos y en una media hora más emprendimos el camino de vuelta a Buenos Aires. Anduvimos como hasta las nueve de la noche y paramos en un lugar llamado Hughes, en la provincia de Santa Fe. Paramos en una parrilla y yo decidí que iba a tomar otro baño para estar lista para mi camionero. Pero él me dijo: 

Camionero: -Esperá, vamos a comer algo en la parrilla y después nos bañamos juntos. ¿Eh, dale?

Yo: -¡Dale, me encanta!- Respondí con entusiasmo

Así que comimos una rica parrillada para dos, tomamos un agua saborizada porque él tenía que manejar al otro día. Y después de hacer una pequeña sobremesa nos fuimos a bañar.

Entramos a la ducha los dos desnudos y mi excitación era fabulosa. A esa hora era difícil que viniera alguien porque era bastante tarde. Agarré el jabón con fuerza y se lo pasé por todo su cuerpo. Le enjaboné el pecho, los brazos, las piernas, le enjaboné la verga y lo pajeaba con bastante espuma, acariciando sus bolas y su verga que ya estaba bien dura. Me dijo: "Esperá que quiero penetrarte adentro, en el camión". Nos enjuagamos y salimos de la ducha.


En un rato más estábamos en la cama del camión. Nos desnudamos enseguida y se la volví a chupar, pero esta vez me pidió que me pusiera en cuatro. Cave decir que su verga no era muy grande, era una pija normal de unos 16 cm pero si era muy gruesa, su aspecto era lindo, muy lindo, suave, blanca, de una gran cabeza rosada, era una verga hermosa como para sacarle una foto y ponerla en un recuadro. Sus bolas son bien grandes y colgantes. 

La fue introduciendo en mi culito de a poco, mientras besaba mi espalda y cuello con leves mordidas que me volvían loco. Hasta que la metió hasta las bolas. Y empezó con vaivén de mete saca con buen ritmo.

¡Me encantaba la forma en que se balanceaban con cada uno de sus movimientos!. Pero lo que más me gustaba era la maestría con que movía su cuerpo y usaba esa hermosa verga. Era como un maestro del sexo, un verdadero adonis de las rutas argentinas. 

Me hizo ponerme en cuatro y me cogía agarrándome de la cintura. Me daba nalgadas de vez en cuando y me decía:

Camionero: -¿Te gusta putita, te gusta mi pija?

Yo: -¡Sí, papito! ¡Cogeme, cogeme por favor! 

Camionero: -Ponete así de costado.

Nos pusimos en la posición de cucharita y me cogió así de una manera magistral. A lo que yo respondía moviendo mi culo para adelante y para atrás, y también zarandeándome como una bailarina de samba brasilera haciendo círculos con mi cintura. 

Camionero: -¡Vos sí que sabés disfrutar de una buena pija!

Yo: -Sí, papi! ¡Me encanta tu verga, la quiero toda para mí!

Entonces me puse boca abajo y él puso un almohadón debajo de mi cintura. Y se ubicó arriba mío y empezó a clavarme en esa posición. Se movía como una locomotora, era un tractor topándome una y otra vez. Se movió hacia adelante para que la penetración fuera más profunda. ¡Qué pedazo de macho tenía, bien adentro, y sólo para mí!

Él se movía arriba y abajo, y yo sentía clavarse esa verga y sus bolas castigando contra mi cola y mi éxtasis fue enorme. Me cogió así un rato más y me dijo: 

Camionero: -¿Adónde la querés, adónde la querés...?

Yo: ¡Adentro, mi macho, la quiero toda bien adentro!

Camionero: -¿¡Te gusta, putita!? ¿¡Te gusta, querés mis hijos adentro!?

Yo: -¡Sí, papito! ¡Llename la cola de leche, haceme tuya para siempre!

Camionero: ¡Ahhh, Ahh, AAAAAHHH!

Me agarró con fuerza de los hombros por debajo del pecho, me apretó contra la cama y me clavó la verga hasta el fondo mientras me mordía la espalda. Me mordió como los caballos sementales muerden cuando montan a sus yeguas.

Camionero: ¡¡Mmm!! ¡¡Mmmnnn!! ¡¡Ohhh!! ¡Me dejaste seco putita! ¡Toda mi leche está dentro tuyo!!

Se quedó así resollando sobre mi cuello por un rato y después se levantó de encima mío y nos dispusimos a dormir, de nuevo abrazados y más que satisfechos. ¡Yo era la persona más feliz del mundo!





Al otro día llegamos a Buenos Aires y me dejó en la misma parada donde me había levantado, me dio un fuerte apretón y un besazo que me dejó flotando en el aire. Y se fue cantando feliz y contento: 

¡Hasta el amanecer, haremos, haremos el amor! 




martes, 15 de agosto de 2023

Un papi dominante me rompe el cul0 y me hace su put@


Me consideraba un hombre bi-curioso y no tenía casi ninguna experiencia.

A los 28 años, decidí intentar conocer a alguien de nuevo y creé un perfil en un sitio de contactos. En el mismo, me identifiqué como bi-curioso, tenía poca experiencia y solo quería encuentros sin compromisos, y enumeré mis intereses como "a pelo", "anal", "oral" y "pezones". También publiqué algunas fotos privadas de mi culo, la entrada de mi agujerito y mi verga. Me describí como que mido 1,74 m y peso 72 kg.


A las pocas horas de la publicación, recibí algunas visitas, la mayoría de otros tipos bi-curiosos y de pasivos. Luego recibí un mensaje de un tipo que despertó mi interés. Tenía 47 años y tenías los mismos intereses casi que yo. Su perfil no tenía foto de cara, pero sí incluía un par de su verga, que se veía muy tentadora. Él era de 1,83 m y pesaba 110 kg. Me pidió ver mis fotos privadas y se lo permití.


Unos minutos más tarde, llega otro mensaje: "Che, me interesa conocerte. Podemos vernos si quieres hoy más tarde".

Le contesté que estaba también interesado, y le reiteré que tenía poca experiencia - compartiendo detalles de mis otros dos encuentros anteriores - pero que estaba buscando chupar pija, y un 69 como el siguiente paso en mi exploración sexual. Quedamos en encontrarnos más tarde por la tardecita en su casa, que estaba a media hora más o menos de la mía.


A medida que se acercaba la hora señalada, me duché y salí, ansioso, y con la esperanza de que este encuentro fuera más satisfactorio que los dos anteriores.


Vivía en una pequeña casa antigua en un calle sin salida. Me quedé mirando un momento la entrada de la misma, después fui hasta la puerta principal y toqué el timbre. La puerta se abrió y fui recibido por un hombretón hermoso por cierto. Estaba con una barba de unos días, bastante tupida, tenía el pelo oscuro pero estaba gris a los lados. Estaba con unas pantuflas, usando jeans con una camisa de franela que no estaba totalmente abotonada. Podía ver su pecho peludo a través de la abertura. Cosa que me excitó.

- Entrá, dijo. Me llamo Enrique pero decime si querés Quique.


- Soy Nicolás, le dije, entrando en la casa.

- Tendrás que quitarte los zapatos, Nico, dijo. Acabo de terminar mi piso, y no quiero ningún rasguño.

Me los quité, quedé con las medias, y lo seguí hasta el living.

- Sentate y ponete cómodo, me dijo, señalando un sofá. ¿Querés tomar algo? ¿Agua o algo más fuerte?

- No, gracias, ledije, sentado en el sofá, un poco nervioso.


Se sentó a mi lado, su muslo derecho tocando mi muslo izquierdo.


- Así que, no mucha experiencia, eh, me dijo. - Eso es genial. Tendrás un poco más pronto.

- Por eso estoy acá, le dije algo nervioso. Como te dije, espero dar el siguiente paso y probar un poco más.

- Puedo ayudarte con eso, dijo, con una pequeña risa. ¿Por qué decidiste aceptar mi oferta en particular? ¿No ningún otro antes?

- Bueno, tus intereses coincidían con los míos en su mayoría, le dije. Había otros, pero ninguno me interesó.

- ¿Algo más? Preguntó.

- ¿Qué quieres decir? Yo respondí.

- Bueno, eres un hombrecito, dijo. Yo soy casi mucho más grande, más alto y probablemente te supere en 30 kilos o más. He conocido a muchos tipos como vos y tienden a gustarles los hombres más varoniles. ¿Te suena a vos, Nico? ¿En general en el porno se inclinan hacia los papás y los osos, grandotes y peludos, por ejemplo?

Puso su gran mano en mi muslo, y lo apretó. Podía sentirme poniéndome rojo de tímido que soy. Le miré la mano enorme que tenía. Tal vez tenía razón. Tal vez subconscientemente por eso no me interesaban los otros tipos que se acercaron, pero si le respondí a él.

- Quieres chupar la verga de un hombre de verdad, ¿no? Él dijo, en silencio. Era más una declaración que una pregunta. - Levantate y desnudate para mí. Quiero ver si vales la pena.

Me levanté, me quité la camisa y se me cayó. Me desabroché los pantalones y lentamente me los quité, y luego me quité las medias. Con mis pulgares en la cintura de mi slip los bajé hasta mis tobillos y salí. Me quedé desnudo delante de Quique.

Tomó mi verga flácida entre sus dedos y dijo: Ja, la pija de un hombrecito. No la vas a necesitar hoy.

Me soltó y me dijo que me diera la vuelta.

Hice lo que me pidió. Me pasó una mano por el culo.

Bonito culo, sin embargo, dijo. Date la vuelta otra vez, y ponete de rodillas.

Me di vuelta y me arrodillé. Levantó su pierna izquierda y puso su pie en mi cara.

Lamelo, ordenó.

No me esperaba eso, pero saqué mi lengua y comencé a lamerle la planta del pie. Eso duró unos 30 segundos. Sentí su olor a pata, y su sabor saladito al pasarle la lengua, me encantó. Estaba excitado y podía sentir que empezaba a endurecerse mi pija. Movió su otro pie y lo frotó en mi pija, mientras seguía creciendo.

- Bueno, ahora que hemos establecido con firmeza qué tipo de hombrecito sos, vení al plato principal, dijo.

Sacó la pierna de mi cara, agarró mi camisa del suelo y se secó el pie. Se puso de pie y dijo: Seguime.


Subimos a su habitación. Agarró una toalla de una silla cercana y la extendió por el suelo.

- Arrodillate.

Me arrodillé sobre la toalla. Se paró frente a mí, pero no dijo nada. No tenía que hacerlo, yo sabía qué hacer.

Me acerqué, le desabroché el cinturón, le bajé el cierre, le bajé los jeans. Podía sentir un fuerte olor a macho en su entrepierna desde la tela de su boxer. Como yo, se quitó la camisa y la tiró en una silla cercana. Se terminó de quitar los jeans. Luego me acerqué y le bajé ese bóxer que noté mojado. Y los tiró a un lado.

Todavía estaba flácida su verga, pero estaba claro que era bastante grande. Tentativamente la tomé con mi mano derecha y me incliné. Le besé la cabeza y le lamí la rayita, saboreando y sintiendo su gustito. tenía sabor a meo y creo que a una previa paja. Y entonces, por primera vez, puse la verga de otro hombre en mi boca. Giré mi lengua alrededor y chupé, y sentí que empezaba a endurecerse. Con mi mano izquierda, le masajeé las pelotas, como había visto en los videos porno. Tenía una erección furiosa y con mi mano derecha y empecé a masturbarme.

- ¿Dije que podías hacer eso? Dijo, con un poco de tono amenazante en su voz. - Tenés que centrar todo en mí. Acá soy el macho y vos mi putita. ¿Está claro?

Yo asentí con mi cabeza, y seguí chupando su verga enorme. Me dejé llevar y me concentré sólo en él.

En poco tiempo, se le puso completamente dura. Y largaba mucho preseminal. Me lo saqué de la boca. Era gruesa, tal vez con unos 18 cm de largo, y curvada hacia arriba. Estaba brillando con mi saliva en ella. Le lamí la rayita de su cabeza mientras salía una gota de presemen y lo volví a poner en mi boca. Puso sus manos en mi cabeza y empezó como a cogerme fuerte metiéndola hasta mi garganta. Inmediatamente empecé a ahogarme, pero él no se detuvo. Se mantuvo en ello, empujando más su verga mientras me asfixiaba y ahogaba y yo escupía saliva goteando desde mi boca hasta mi regazo y la toalla. A pesar de mis mejores esfuerzos, podía sentir mis dientes ocasionalmente mordiendo su verga, pero no parecía importarle. Puse mis manos en sus muslos y traté de alejarme, pero él me agarró con fuerza y siguió metiéndola, hasta que finalmente me soltó y me retiré. Jadeé, caí sobre mi culo e intenté recuperar el aliento. Había perdido mi erección durante la cogida de boca que me dio. Me limpié la saliva de la barbilla.

- Con más práctica, putita, vas a aprender a no morder, dijo, sonriendo.


Se subió a la cama, se apoyó contra la cabecera y abrió las piernas. Una vez más, sabía qué hacer. Me subí a la cama y me arrastré entre sus piernas, me arrodillé y comencé a chuparle la verga nuevamente. Una vez más giré mi lengua alrededor de su glande y chupé con esmero. De vez en cuando me lo sacaba de la boca y le lamía la rayita absorbiendo sus jugos que no dejaban de salir. Mientras continuaba chupándole la verga, probé su preseminal hasta que ya no salía. Cuanto más chupaba, mejor me volví en más experto, y capaz chupar su pija hasta que llegue a mi garganta sin ahogarme.

-Chúpame las pelotas, ordenó.

Bajé y lamí sus huevos, y puse un testículo en mi boca, girando mi lengua alrededor de él como había hecho con su verga. Luego hice lo mismo con el otro. Me trague algunos pelos de sus huevos con puro gusto. Y sentí su aroma a macho en sus bolas que me encantó.

- Ahora lame el área debajo de mis pelotas, dijo.

Usé una mano para quitarle las pelotas del camino y me incliné más hacia abajo y le lamí el perineo. Estaba un poco transpirado y oloroso, pero no de una mala manera, extrañamente me gustó.

- Está bien, es suficiente, dijo. Date la vuelta. Es hora de hacer mío ese pequeño culo tuyo.

- No, de ninguna manera, dije, mientras me arrodillaba. - Estoy feliz de chuparte hasta que acabes, pero no voy a dejar que me cojas.

Su cara se nubló, y agarró mi brazo derecho y lo retorció violentamente. Grité, mientras caía a un lado. Me agarró e inclinó hacia adelante y me empujó sobre mi estómago. Acostó mis piernas, las sostuvo y puso una mano entre mis omóplatos y me sostuvo. Oí un ruido de que largó bastante saliva y la sentí en mi culo.

- Tu perfil decía que te interesaba coger, dijo. - No me gusta que me tomen el pelo. No sólo te voy a coger, y romper el culo, sino que me lo vas a agradecer.

Luché para escapar, pero no sirvió de nada. Era demasiado grande y fuerte, y me retuvo. Puso una mano en mi cuello y presionó hacia abajo. Sentí su peso sobre mí mientras se inclinaba hacia adelante, atrapándome debajo de él, ahora presionando su antebrazo sobre mi cuello. Él frotó su verga por la raya de mi culo. Luego la sentí en mi agujerito y empezó a penetrarme. Al principio me dolió un poco, pero había jugado con consoladores así que no me dolía demasiado. Seguía presionando hasta que entró toda su verga. Tuve una extraña sensación de estar lleno. No se movió durante un rato, dejándome acostumbrarme a su pija. No podía creer que esa gruesa y enorme verga estaba dentro mío. En el fondo me excitó de nuevo.

Luego empezó a cogerme, lentamente al principio, manteniendo un ritmo constante, sus pelotas golpeándome el culo con cada embestida. A pesar de las circunstancias, empezó a sentirse bien, me estaba gustando muchísimo la verdad. Había fantaseado con ser cogido y planeaba hacerlo eventualmente, aunque no como estaba sucediendo. Pero me sentí bien, que no podía negarlo. Tant que no pude evitarlo y empecé a gemir, tal vez en el fondo quería que me cogieran así.


- Uf te gusta eso, ¿verdad putita? gruñó. - Dime cuánto te gusta.

- Me encanta, por favor no pares, lloré.


- No voy a parar hasta que haya terminado, dijo, riendo. ¿De quién sos putita?

- Soy tu putita, toda tuya, lloré.

- Así es, hombrecito, dijo. - Podría hacerte uno de mis habituales, si tenés suerte y te portás bien.

Empezó a cogerme más fuerte y más rápido, gruñendo con cada embestida. Me dio chirlos en el culo un par de veces, enrojeciéndomelo. Lloré de dolor cada vez que lo hacía. En un momento llevó sus manos debajo de mi pecho y me retorció los pezones, generando otro gemido en mí. Luego se levantó un poco y puso ambas manos en la parte superior de mis brazos, presionándome hacia abajo, mientras continuaba cogiéndome más y más fuerte. Podía sentir su verga palpitar cada vez que entraba más profundo.

- Tomá putita, dijo. - Vas a recibir la lechita de un hombre de verdad.

Continuó cogiéndome bien a lo bruto durante un par de minutos, pero no estaba seguro. Me había perdido en el momento. Finalmente, gritó y sentí que su verga comenzaba a descargar toda su leche en mi culo. Uno, dos, tres, cuatro, cinco embestidas acompañadas con chorros de semen mientras acababa. Luego se desplomó sobre mí. No podía moverme, con su peso presionándome y aplastándome. Pero me sentía en la gloria, muy feliz, y había acabado también cuando sentí su leche llenándome las entrañas. Podía sentir que su verga empezaba a ablandarse y luego la sacó, y rodó sobre su espalda.

- Limpiame, ordenó.

Empecé como pude a levantarme de la cama para agarrar una toalla o algo del baño, pero él me agarró del brazo y me arrastró de vuelta hacia él.

- Dije, 'limpiame', mientras guiaba mi cabeza hacia su verga.

Casi me vomito al pensarlo, pero me recosté y le chupé la pija, saboreando una desagradable mezcla de semen, lubricante y mi culo. Cuando terminé, me hizo a un lado.

- ¿Qué es lo que  se dice? Preguntó.

- Gracias, contesté, mi voz apenas por encima de un susurro.






martes, 18 de julio de 2023

El olor a pata de Guillermo

Siempre me habían llamado la atención los pies de los chicos que me gustaban.

Estaba muy nervioso con la idea de que fuera a venir a mi casa Guillermo.

Al salir de clase me fui corriendo a mi casa.

Al llegar mis padres me dijeron que tenían que irse pero que volverían para cenar.

Íbamos a estar él y yo solos en mi casa toda la tarde.


Guille llegó puntual, llevaba las mismas zapatillas que esa mañana y no sé porque eso me excitó un poco, debo confesar.

Fuimos a mi habitación y nos pusimos a hacer el trabajo práctico que nos pidió el profesor de Biología.

Cuando llevábamos una hora decidimos tomarnos un descanso.


-Me gustan tus zapatillas -le dije intentando romper el hielo.

-Están un poco gastadas -dijo moviéndolas.


Me quedé embobado mirando sus zapatillas y él se dio cuenta fue un momento un poco incómodo pero se pasó rápido y seguimos con el trabajo. Las tenía un poco sucias del uso cotidiano, y algo viejitas.

Una parte del trabajo consistía en hacer un dibujo de una célula en una cartulina grande y le dije a Guille que iba a empezar con eso mientras el terminaba la otra parte.

Como no había espacio suficiente me puse en el suelo.

Tenía los pies de Guillermo cerca y disimuladamente me iba acercando hasta que estuve lo suficientemente cerca como para que llegara el olor que salía de sus zapatillas.

Era un olor leve pero se notaba que dentro de las zapatillas el olor era mucho más intenso. Y me atraía ese olor a patas que él tenía, creo que hasta se me mojó la pija.


-¿Por qué me mirás tanto las zapatillas? -me preguntó.

-Por nada especial, simplemente me gustan.

-¿Te gustan las zapatillas o el interior?

Me quedé callado mirando al suelo.


-Una vez en un chat un hombre me dijo que si le podía enviar mis calcetines usados -dijo él-.

¿Te gustan esas cosas?

-Un poco. Le respondí tímidamente.

-Tengo curiosidad por saber como es estar con una persona así, me gustaría probarlo algún día.


Yo seguía callado pero cada vez estaba más excitado.

-A mi también me gustaría probarlo -dije al fin-.

Mis padres no vuelven hasta esta noche y casi hemos terminado el trabajo.

-Adelante entones -me dijo acercándome las zapatillas.


Me abalancé sobre sus zapatillas y empecé a oler en el hueco entre la zapatilla y el tobillo.

El olor era maravilloso. Empecé a desatar los cordones y le saqué las zapatillas.

El olor inundó toda la habitación, era bastante intenso su olorcito a patas.

Le masajeaba los pies con los calcetines puestos, estaban empapados en sudor.

De repente Guille tomó la iniciativa y me puso los pies en la cara, solo me llegaba el olor de sus pies.

Mi pija estaba a punto de reventar en el pantalón.


-Vamos a la cama, creo que estaremos más cómodos -dijo mientras me quitaba los pies de la cara.

Al ponernos de pie vi que él también se había excitado.

-Veo que realmente te gusta esto -dijo Guillermo.

-Casi podría acabar solo oliéndote los pies.

-Vamos a hacer mucho más que eso. Me dijo con voz decidida.


Me tumbé en la cama y Guille se quitó los calcetines y me puso los pies descalzos y sudados sobre mi cara.

Apestaban muchísimo y podía notar la humedad en mi cara. Me encantaban. 

-A mí también me gustaría oler tus pies. Me dijo

Entonces me quitó las zapatillas y puso mis pies sobre su cara.

Notaba la respiración en mis pies, era una sensación excitante.

Me quitó las medias y empezó a lamer los dedos de mis pies.

Me estaba gustando tanto que no podía evitar gemir. Empecé a hacer lo mismo y sentir el gustito de sus pies era la gloria.

-Soy bisexual, en clase no lo sabe nadie -dijo Guille-.

He quedado con varios hombres que he conocido por internet, pero es la primera vez que me pongo así.


Guillermo sobaba mi pija con uno de sus pies por encima del pantalón pero quería más. Me quité la ropa y él hizo lo mismo.

Su cuerpo era una delicia con una pancita, bien morrudo, grandote y muy velludo.

Nos tumbamos de nuevo en la cama y me puse a chupar sus pies con pasión, tenían un sabor salado muy concentrado y riquísimo.

Fui subiendo por la pierna hasta llegar a su pija, la tenía llena de líquido preseminal. Era gruesa, cabezona, con un olorcito que me volvía loco de placer.

Me lancé a chupársela, saborear ese líquido riquísimo mientras escuchaba sus gemidos y notaba sus pies sobre mi espalda arqueándose del placer.

-Quiero que me la metas -le dije-.

Quiero que dejes tu lechita dentro de mí.


Busqué una crema que tenía en el cajón de la mesa y me puse un poco en el culo, me tumbé hacia arriba y puse las piernas sobre los hombros de Guillermo.

-¿Es tu primera vez? -preguntó.

-Sí.

-Al principio puede que duela un poco.

Él introducía su verga gruesa poco a poco.

Sentía un escozor flojo pero cuando dio el último empujón me dolió bastante y grité.

Cuando pasaron unos minutos Guille lo intentó de nuevo y esta vez no sentí casi dolor.

Con cada movimiento un escalofrío recorría todo mi cuerpo, sentía un placer enorme pero faltaba algo.

Busqué con las manos hasta encontrar sus medias sudadas y me las puse en la nariz.

¡Qué olor! ¡Qué sensación! Era el paraíso.

De repente Guille agarró mis pies, se los puso en la cara y empezó a lamerlos.

La sensación que me producía que él me chupara la planta y los dedos de los pies junto con el fuerte olor de sus calcetines era demasiado, casi acabo ahí mismo.

Guillermo aumentó el ritmo y noté su pija palpitando en mi interior soltando todo su semen en mi culo, no pude más, y acabé llenando todo mi pecho y abdomen con mi semen.

Nos quedamos quietos unos segundos mientras recobrábamos el aliento, tenía sus medias en la cara y con cada respiración inhalaba su olor.


-Será mejor que terminemos el trabajo antes de que lleguen mis padres -dije.

-Claro.


Mis padres volvieron al poco de terminar el trabajo.

Acompañé a Guillermo hasta la puerta y al despedirnos me dio algo.

-Quédate con mis medias, seguro que las vas a usar más que yo -dijo con una sonrisa pícara.


Aquella noche me hice varias pajas con aquellas medias apestosas de Guille.




miércoles, 14 de junio de 2023

El amigo de mi padre

Hector, amigo de mi padre, mi iniciador, me desvirga, me preña y me hace suyo, convirtiéndome en su hembrita.


A mi edad adulta vienen a mi mente, aquellas experiencias que he tenido a lo largo de mi vida, de las cuales guardo bellos recuerdos. Mi infancia transcurrió dentro de una estricta disciplina por parte de mi padre, mi madre era más condescendiente. mi nombre es José.


Aún recuerdo con agrado de cómo sucedió aquella mi primera experiencia, con un hombre amigo de mi padre.


Héctor siempre fue amigo de mi padre, así que lo conocí en casa desde que tengo uso de razón. De carácter jovial, alegre, simpático, siempre amable conmigo, soltero empedernido, tocaba la guitarra, le gustaba cantar, bien entonado, ocurrente, todo un tipo, en ese tiempo tendría unos 35 años, de cuerpo se veía bien, con algo de panza cervecera, y recuerdo que tenía manos grandotas.


Muy seguido estaba de visita en casa, no había semana que no viniera siempre con algún presente para mí, amigos desde la infancia con mi padre, ahora se habían reencontrado y habían reiniciado una buena amistad.


A mi edad por esa época asistía a la secundaria, una tarde al salir de mi escuela un compañero me dijo que un hombre le había preguntado por mí en salida, y si, cuando salí vi que era Hector.


-Tu papá me dijo que te llevara a casa, él tiene mucho trabajo y me pidió que pasara por ti y te llevara a casa.


No desconfié de él, me subí a su auto, y me llevó directamente a mi casa.


Desde ese día se aparecía por mi escuela con mucha frecuencia, a veces me invitaba un helado, o una gaseosa, comenzamos a tenernos mucha confianza, ahora que lo pienso, él se tomaba libertades conmigo, en ese momento sus manoseos no se me hacían extraños, me acariciaba las piernas, me daba palmadas o toques en las nalgas, o se pegaba a mí por detrás, llegó a poner mis manos entre sus piernas y se la acariciaba por sobre el pantalón.


Un día me llevó a su departamento, me mostró fotos de chicos y hombres desnudos, y en esas fotos los hombres maduros tenían sexo con jovencitos. Ese día me acaricio todo mi cuerpo con ropa, me beso en la boca, yo le acaricié la verga por encima de su pantalón, Héctor estaba muy excitado, y yo igual, después de un buen rato de besos y caricias me llevó a mi casa.


Sus visitas por mí a la escuela se sucedieron frecuentemente, después me subía a su casa y o en el primer lugar solitarios estacionaba el auto, nos besábamos en la boca, me acariciaba las nalgas, yo se la sacaba, y con mis manos se la acariciaba, ese día lo hice hasta que se vino. Una tarde pasó a casa por mí, me llevo a tomar un helado, y después de eso me llevó en su auto hasta un lugar solitario y despoblado junto a un rio, nos fuimos al asiento de atrás, me estuvo acariciando, se sacó la verga bien parada.


¿Te gusta chiquito? Está muy caliente, es para vos.


Vení, acercá tu boquita, besala, abrí tu boca y mámala.


No dije nada, era mi primera vez, tenía un gusto extraño, pero me agaché y lo hice, tomó mi cabeza para que no parara de hacerlo y entre masturbadas y metidas en mi boca se vino dentro de ella. Esa mi primera vez sentí asco, y escupí el semen sobre un pañuelo que Hector me pasó.


A partir de ese día las visitas a ese lugar despoblado se sucedieron, me llevaba dos o tres veces a la semana, siempre para besarnos y darle una buena chupada de pija. Con el tiempo me acostumbré al sabor del semen, de su lechita, que ya lo tragaba y saboreaba como extasiado.


Un día según me dijo él que mi papa le pidió que fuera por mí a la salida de una fiesta de mi escuela, en ese tiempo se acostumbraban fiestas con gaseosas y papitas o salados varios, les llamaban "asaltos", me llevó a su depto, me mostró unas fotos nuevas que había conseguido, eran fotos de un hombre maduro con un jovencito de mi edad, donde el chico se la chupaba, y otras donde lo penetraba en varias posiciones.


¿Te gustaría que te lo hiciera? Me preguntó, pero no supe que contestarle, quedándome callado.


Sentado sobre su cama, me desnudó y me llevó a que me bañara. Me enjabonó y lavó todo el cuerpo, después de secarme me llevó a su dormitorio. Nos tendimos sobre la cama los dos desnudos, me besaba acariciándome, me metió sus dedos entre mis nalgas, buscando mi hoyito, acarició mis piernas, me las besó, él estaba excitadísimo, tenía su verga bien parada, muy caliente, con la confianza que nos teníamos lo masturbaba, le chupaba la pija, y le besaba los testículos.


Me abrazó con ternura, nos besamos ardientemente, acarició mi espalda, mis nalgas y mi pequeña pija. Tendido a mi lado, me abrazó por la espalda, puso su verga entre mis nalgas, la frotó con mi anito, y me dijo al oído:


Tengo deseos de metértela, he tenido ganas de cogerte desde hace mucho tiempo.


Yo no dije nada, una sensación de vergüenza y deseo me invadía, solo me abracé a él.


Dale porfa chiquito, me insistió, ¿te dejas coger?


Me da miedo, le conteste.


No te preocupes, tendré cuidado, ya verás cómo te va a gustar mucho, vas a sentirlo muy rico.


No le contesté, solo recuerdo que me abracé a él, con miedo, como pidiendo que no siguiera. Héctor se acostó boca arriba, y me dijo:


Josecito, dale chupa tu chupetín que tanto te gusta…


De rodillas entre sus piernas, acaricié su verga, le llevé el prepucio hacia abajo, le besé la cabeza, la lamí a la vez que le acariciaba los testículos.


Me urgió a que lo chupara y lo hice, me la metí en la boca, y comencé a chupársela como lo había hecho muchas veces en el auto, la tenía tan dura, parada. Me tomó de la cabeza y me obligó a tragarla toda, me ahogaba, me salían lágrimas, pero continué con su verga en mi boca.


Me abracé a él, de su mesita de luz sacó un frasquito, se mojó los dedos y comenzó a acariciar mis nalgas, pasaba sus dedos entre ellas acariciando mi anito, presionando para meter un dedo, y hasta lo hizo. Metiéndolo y sacándolo, fue lubricando a la vez que iba dilatando mi entrada.


Acostado tras de mí, puso su pija entre mis nalgas, en la entrada de mi anito, intentando introducirlo en mi virgen culito.


Relajate chiquito. No tengas miedo, aflojá y dejá que la introduzca.


Quizá por miedo o inseguridad no conseguía relajarme. Insistió una vez más con sus dedos, me abrazó por la espalda, siguió con sus manos jugando entre mis nalgas, acariciando mi anito, tratando de introducir, no dos sino tres dedos, me sentía algo incomodo, pero me agradaba, por fin cambió sus 3 dedos por su verga, la puso en la entrada de mí ya dilatado anito. Aún sentía temor, pero sus palabras de macho consiguieron que me tranquilizara.


Relajate nenito, voy a ser cuidadoso, solo te dolerá un poquito al principio, pero luego te gustará y disfrutarás de lo lindo.

Sus palabras me convencieron, traté de no tener miedo, me sentí más confiado, me relajé, noté una vez más su verga en la entrada de mi ano, traté de relajarme, deseaba sentirlo dentro de mí.


Así chiquito, –Me dijo, mientras colocaba la punta de su pija en la entrada. Empujó fuerte su verga y esta fue abriendo mi virgen culito a la vez que se iba introduciendo bien adentro.


¡Aaah! ¡aaaaah! Sentí un fuerte dolor, pero él no paró, continuó su penetración hasta que la sentí toda dentro de mí. No podía creer que la había metido toda.

Así permaneció sin moverse un momento, mientras me hablaba tratando de tranquilizarme y mi recién desflorado culito se fuera acostumbrando a aquel intruso que acababa de profanar hasta ese día mi virgen e inocente culito.

Afianzándose con sus manos de mis caderas, comenzó a moverse despacio, iba poco a poco, lo hacía con delicadeza. Ya mi culo se había acostumbrado a la verga que lo había profanado, el dolor había cedido. Ahora me sentía seducido por ese hombre bien macho con quien había pasado gratos momentos, y en esos momentos me estaba haciendo suyo por primera vez.

Sus manos eran suaves y calientes, él muy seguro de lo que hacía, iba sacando y metiendo su polla por mi culo, mientras me sujetaba con sus manos por mis caderas tirando de ellas hacia él.

Me dejé llevar por Héctor, sintiendo como se introducía una y otra vez en mí. Con la yema de sus dedos empezó a acariciarme mis pequeños y duritos pezones, en esos momentos me sentía muy caliente y excitado. Cerré los ojos y respiré profundamente notando como me estaba haciendo suyo. Héctor ya no hablaba, solo gruñía y jadeaba disfrutando de la culeada que me estaba dando. 

Aaah así chiquito mío, ves que ya no duele, disfrutá de tu macho.

Después de un rato donde me estuvo dando por el culo así, me giró poniéndome boca arriba sobre la cama, él entre mis piernas, penetrándome en esa posición, me tenía como un pollito asado. Y mis piernas abrazándolo. Héctor frente a mí, y yo sintiendo su verga muy dentro de mi recto, moviéndose, penetrándome hasta el fondo, una y otra vez, sacando su pija, apuntándola, y volviendo a introducirla, moviéndose frenéticamente, sin dejar de jadear mientras me cogía haciéndome suyo.

Estás riquísimo, sos un chico muy lindo, te estoy iniciando al mundo del sexo, me gustas y te deseo muchísimo, me decía mientras tenía su verga clavada en lo más profundo de mis entrañas, a la vez que acariciaba con sus manos mi abdomen y pecho, disfrutando de mis pequeñas tetillas a las que apretaba y pellizcaba mis hinchados pezones, mientras me miraba a la cara viendo como abría la boca disfrutando de la cogida que me estaba dando.

No contesté nada, solo me salió un gemido natural, era algo nuevo para mí, solo sabía que aquello me estaba gustando, aquello me hacía estar caliente y excitado como nunca lo había estado. Mi pequeña pija estaba erecta, él la agarró entre sus manos, acariciándome mientras me cogía, introduciéndome toda su pija en mi culo, una y otra vez, notando como sus huevos golpeaban una y otra vez hasta ese día mi virgen anito.


Cambió otra vez de posición, seguía tendido boca arriba, con sus pies sobre el piso, puso una almohada sobre mi intura para subir mi culo, me abrió de piernas y puso mis pies sobre sus hombros, a la vez que con una mano colocaba su verga en la entrada de mi anito y me penetró de una sola vez, se había introducido hasta lo más profundo de mi ser. Tomando mis caderas, comenzó a moverse dentro de mí. Una y otra vez me hundió su verga, una y otra vez me penetró fuertemente y rápido. Como un animal me cogía. Yo lo soporté, a la vez que estaba disfrutando de la primera cogida de mi vida.


Gemía y gritaba aferrándome a él, mientras él me daba por el culo, escuchando como su pelvis golpeaba mi pequeño culito, pudiéndose oír el sonido que producía mientras estaba siendo culeado, plof, plof plof plof, plof, plof plof plof.


Noté como él afianzándose fuertemente de mis caderas, apuraba sus embestidas haciéndolas más rápidas y profundas, empecé a sentir su pija palpitar dentro de mi culito, a la vez que gruñía fuertemente, como todo un oso, se tensó, y sentí como se corría dentro mío, dejándome su lechita en lo más profundo de mi ser. Me había preñado con su semen.


¡Oooh! ¡oooooh que rico! Que rico mi bebito! Papi te esta dando su lechita! 

Me estaba gustando aquella sensación que estaba sintiendo; que rico papi, méteme la verga, cógeme, soy para vos papi, le gritaba notando como me estaba preñando.


Si mi niño sí, ya eres mío, te lo aseguré chiquito, te dije que te iba a gustar. Estás disfrutando tu primera cogida y esta no será la última, esta es la primera, ahora ya eres mi hembrita, y te voy a preñar siempre que quieras.


Fue increíble, siguió tumbado sobre mí, con su pija dentro de mi culito, mientras me besaba y mordía mis labios susurrándome lo mucho que le gustaba y lo mucho que me quería, y que yo era su mujercita desde ahora en adelante.


Yo no podía más, también yo estaba muy caliente y excitado. Héctor siguió penetrándome, vibrando en mi interior mientras su semen terminaba de salir de su polla, dejándome preñado y bien lleno de su leche de macho.

Desde ese día cada vez que podía me iba a buscar para repetirlo... 




Me rompió el culito el camionero

Esta historia fue cuando tenía 14 o 15 años, en un paseo de campamento.

Un día mis amigos de la escuela y del barrio deciden ir de campamento a la playa del sur, toda una semana, pero se acordó que nos vendríamos el sábado, pero ellos querían quedarse hasta el lunes, éramos como 7 personas. Yo tenía el sábado una reunión importante del cole.


Así que el viernes en la tarde como las 19.00 salí a la ruta para regresarme, todo estaba bien estaba esperando el colectivo, pasaron como más de 50 minutos, y no pasaba ninguno, ya era de noche, hacia frio, estaba solo con el short, una chomba y un buzo, cuando se para un camión tráiler, me dijo "adónde vas?" dije "a Capital", era como casi 4 horas, me dijo "subí, te llevo si querés", lo pensé me ahorría dinero y lo bueno que no esperaría más, al subir me dice que se llamaba Marcos, yo le dije "Yo Manuel", al sentarme él empezó a manejar pude ver sin querer que estaba con un short de tela delgada y se apreciaba que su pija la tenía a un lado, y se notaba gruesa aún estando flácida, me pregunto qué hacía, y le conté que venía de un campamento, con amigos, que habíamos jugado en un campeonato de futbol, y estábamos festejando, pero que tenía que regresar.

Me pregunto: qué edad tenés?

y le dije: 14 años 

-Ah que bueno! me dijo y me pregunto si tenía frio, y le dije que sí, me preguntó si había traído algo que ponerme, le dije que si mi buzo, dijo "entonces ponételo", pero tenía que sacarme mi short de baño, y no tenía debajo nada, mi buzo era eso licrados, si me lo ponía encima me fastidiaría, él me dijo que no tenga vergüenza, que estamos entre hombres, así que me saqué el short y yo ví que me miraba de reojo porque estaba manejando, de repente salió de su voz un suspiro, y tenía una mirada morbosa, una sonrisa morbosa, me puse mi boxer y el buzo, cuando me preguntó si tenía novia, le dije que no, también me preguntó si ya había tenido relaciones sexuales, le dije que no, me dijo "así que sos virgen!?" riéndose, en realidad yo no había tendido sexo con un hombre en varios meses, así que tenía el culo medio cerradito, y este hombre me estaba calentando, de ver como esa pija en ese short crecía, se ponía dura, él se dio cuenta, que estaba mirando, me dijo que tenía que parar para descansar aunque sea una hora, que venía manejando más de 12 horas sin parar, también me dijo que hacía más de una semana que no tenía relaciones sexuales, que tenía los huevos llenos de leche, que le disculpara por su pija que estaba hinchada, mi ano sentía que me latía y lo sentía mojado.

Marcos paró un sitio oscuro donde había otros camiones también estacionados pero a la distancia, me dijo que dormiría en su litera, si deseaba también podía dormir ahí mismo, pero quería decir que aceptaba tener sexo con él, fue y cerró la litera, yo estaba en el asiento pensando que hacer, deseaba entrar porque cuando paso pude ver que su pija tenía una proporción enorme más que cualquier otro que haya probado, se me hacía agua en  mi boca y mi culito, sentí  todo callado atrás, ya habían pasado más de 50 minutos, me sentía incomodó ahí en el asiento a pesar que era bien cómodo, mi mente me traicionaban decía que entrara, él era medio panzón, algo bajo, peludo, con barba media crecida, corpulento, robusto, un camionero, cuando pudo más mi deseo de tener y sentir esa verga, entré, él estaba echado de espalda, yo me eche de espalda a él, pensando que algo pasaría pero  no, me quede dormido, cuando me despierta su mano que la tenía en mi cintura y el pegado a mi espalda sentí su verga detrás mío, entre mis nalgas, me susurró en mi oído, me dijo "sabía que te gustaba mi verga, me di cuenta como lo mirabas, pero es muy gruesa te hará gritar, pero te gustará sentirla dentro" entonces empezó a sacarme el buzo y mi bóxer, también me sacó la chomba, quedando desnudo yo de espalda, mientras él me tocaba por todo el cuerpo, sobre todo mis piernas y mi culo, y me decía que rico culo, lo tenés durito, bien paradito, linda espalda tenés, tu piel es suave, también sentí que él se empezó a sacar el short y su remera, cuando se arrodilló poniéndose hacia abajo metió su cara y lengua en mi culito con sus manos rudas abriéndolo, que rico me lamia mi culito que estaba ya algo lubricado por mi calentura, él me decía que rico culito está que pide verga, como late, pero tengo que chupártelo para se dilate más, ese es el truco, que tenés que relajarte al punto que tu culito esté dilatado de placer, y después te echare esta crema de leche y coco, para que resbale por dentro, así disfrutá de esta chupada de culito perra, que vas a sufrir con mi verga, de placer, así fue que empezó a echar esa crema, se sentía fría, pero olía rico , su aroma era agradable, me volteó y colocó entre mi estómago y cintura una almohada redonda, levantaba mi culito un poco más, lo sentí ponerse detrás mío con su verga,  sentía su pecho peludo en mi espalda, coloco su pija entre mis nalgas y lo sobaba,  sintiendo como rosaba mi esfinge, que me latía, solté varios suspiros de placer, al roce de ese tronco duro, él me decía espero que soportes mi verga, te gustará como te rompo el culito, entonces la colocó en la entrada de mí ano, su cabeza haciendo presión, cuando presionó y entró su cabeza que dolor sentí, después de varios meses una verga, estaba disfrutando mucho ese macho, y empezó a entrar, en cuanto se desplazaba por dentro que dolor sentía, pero quería que siga, sentía que me partía el culito, yo resistía ese dolor por que sabía, que después sería rico, el dolor era intenso, mientras iba entrando, me partía en dos esa chota gruesa, en una de esa volteé mi cara hacia el otro lado y vi que tenía un espejo, en la pared de la litera, pude ver como estaba el camionero desnudo detrás, esa verga que entraba, lo gruesa que era, él bajaba despacio y se iba desapareciendo entre mis nalgas, que dolor era, cuando sentí que su pecho chocaba con mi espalda y su pelvis con mis nalgas, sus huevos y pelos púbicos chocaban con mis nalgas, se quedó quieto un rato y todo su peso en mi espalda, como me dolía ese pene, gracias a la crema había entrado, porque lo tenía súper apretado a mi culo, dentro y no sé hasta dónde estaba dentro, pero dolía mucho, sentía que me partía en dos, que dolor, me susurró, al oído que rico culo tienes puta, te has tragado todo, eso quiere decir que te has comido otras vergas, para que soportés la mía, pero aún así tu culito esta bien rico, como un guante, espera que se acostumbre para no hacerte daño, tu culito se adapta en unos minutos, mientras me besaba el cuello con lengúetazos incluidos, y su mano manoseaba mis piernas, ya estaba pasando el dolor cuando él me dijo, siento que el dolor pasó y estás más relajado, entonces te voy a dar duro, empezando a sacarlo y meterlo sentía que salía llevándose mi culito hacia afuera y después lo metía llevándose mi culito con todo hacia dentro, empezó despacio y fue aumentando la rapidez del meter y saca, que dolor sentía pero el placer era más, que rica pija, que gruesa era, que dura era, como se sentían sus venas hinchadas, a hacerlo más rápido el placer aumentaba, yo soltaba sonidos de placer estaba gozando esa verga del macho, él me decía que rico perra, tenés un culito rico, sos una putita, sigue disfrutándolo, cuando mi mente se nublaba, sentía que iba a acabar, y al él también se le hinchaba más, y soltaba soplidos de triunfador cuando explotó en mi culo y muy dentro su leche caliente espesa, dentro mío llenándome todo mi interior, se quedó quieto y yo sintiendo como descargaba y descargaba su leche dentro, al sacarlo sonó como vacío, como un corcho, sentí mi culo abierto, se echó a mi lado y vi su pija todavía dura, llena de leche, y de mi ano me salía abundante leche que se desparramaba por mis piernas y nalgas, no aguanté y me apoderé de su pija chupándola, estaba muy excitado, empecé a mamársela, es una pija enorme, le saqué toda la leche que salía todavía, dejándolo limpio, hasta que empezó esa pija a ponerse flácida, cuando nos quedamos dormidos desnudos, no se cuánto pasó, al despertarme, él estaba manejado, me dijo "putita estamos por llegar, vestite!" ya eran como las 6 de la mañana, paró y me dijo que lo había pasado rico, que tenía un rico culito, que pasaría por acá el próximo viernes, si quería repetir, me recogía en ese paradero, que con él tenía un lugar donde podía pasarla rico, bajé del camión, y vi cómo se iba, me dolía mi culito, sentía partido en dos, pero también me sentía muy satisfecho.

Al siguiente viernes ahí estaba esperándolo para sentir otra vez su verga...



miércoles, 10 de mayo de 2023

Tarde de quesito y lechita

Esa tarde estaba muy caliente, salí a caminar y me metí por calles a las que nunca había frecuentado, en un momento en una de esas que esta cerca de las vías del tren, veo un señor sentado en el suelo. Y cuando paso por su lado, su olor a macho se sentía casi en el aire, lo miro tratando de ser disimulado, y se da cuenta, me dice algo así como "que mirás pendejo?!" tan fuerte que me asusta.. 

Este hombre era grande de cuerpo, espaldas anchas, pelo algo desprolijo, barba de varios días algo canosa, se lo veía con una camisa amarillenta, media abierta dejando ver su pecho peludo. Hermoso oso por su barriga.

Creo que hice mal pero me di vuelta, lo miro y veo que está parado, se toca el paquete, bastante abultado debo decir, haciendo un gesto apretándolo con una mano y diciendo "querés esta?!".

Puse cara de susto, aunque en el fondo hizo que mi pija empezara a despertarse. 

Vio mi cara y agrego:

- Vení a hacerme compañía bebé, que papi está cargado.

Ahora bajando la voz y en tono suave. Seguía con la mano en su bulto. Y no supe que decir, pero me quedé paralizado mirándolo.

Supuse estaba algo borracho. 

Y decidí decir tímidamente "bueno papu".

En la misma calle, me agarra mi mano y la pone sobre su paquete, que estaba abultado y moviéndose. 

- Vení pendejo que te doy la mema. 

Dice esto y me agarra la mano, me lleva detrás de una chapa media abierta que intentaba tapar un terreno baldío. 

Con la otra mano me obliga a agacharme y me guía hasta su entrepierna. 



Su olor a macho, me atrae, por más que se notaba que no se había bañado ese día o en varios, me calienta ese olorcito que sale de él. Me impregna la nariz. 
Él sigue abriendo el cierre del pantalón de jeans bastante gastado que usaba. Desabrocha y cae hasta sus rodillas, dejando ver su boxer blanco algo manchado puedo notar, se lo baja, y ahí esta su verga bastante gruesa, debo decir, con algo quesito noto enseguida con olor fuerte a meo, y seguro algo de líquido preseminal que se veía chorrear de su verga. Abro la boca y mi lengua pasa por ese glande con quesito (smegma), lo saboreo, me lo trago, y meto su glande primero en mi boca, juego con mi lengua, y succiono cada jugo que va saliendo a montones. Se nota que es de esos hombre que larga mucho preseminal y me encanta, me calienta más. El hombre solo gime, y dice palabras como "bebé así", "seguí que papi te da recompensa" y "te voy a llenar esa boca de lechita de papi vas a ver".

Me calentaba mucho su voz ronca y gruesa diciendo esas cosas. Por momentos agarraba mi cabeza y llevaba el ritmo metiendo su verga gruesa hasta mi garganta casi ahogándome. Pero resistía porque me gustaba. y mi lengua jugaba en el agujerito de su cabecita donde no dejaba de salir líquido. Era tan rico ese preseminal que me encantaba.

Estuvo así largo rato tomando mi cabeza como cogiendo mi garganta. Hasta que dejaba que yo tomará la iniciativa y degustaba y saboreaba su pija.

Hasta que en un momento me dice que viene el premio por tan buen mamador que resulté. 

- Ahí va bebé la lechita de papi, no dejes escapar nada que va con amor, tomala toda bebé...

y gimiendo de repente dice "ahí va" y entonces pego un grito animal que creo que algún vecino habrá escuchado. Entonces largó mucha leche. Como nunca entró directo a mi garganta la mayoría porque salía mucho líquido y no podía retenerla en la boca para saborear. Aunque casi cuando ya no salía y largaba su último chorro de leche, a ese lo pude saborear hasta la última gota, era algo dulce y amargo a la vez. La verdad que una de las leches más ricas que probé..

Sacó su verga de mi boca. Y viendo quedaba una gota en la puntita, pasé la lengua. Y me dice "que goloso el bebé!"

- Querés más bebé? vas a tener que jugar más con la mema de papá hasta que se cargue de nuevo. 

En eso se la chupo de nuevo. y como no había perdido dureza fue muy placentero. Y para él también ya que me agarró de nuevo la cabeza como cogiéndome bastante salvaje esta vez...

- Te gustó la lechita de papi?

Con mi cabeza le dije que si, porque no podía hablar del ahogo con su pija. 

- Te quiero cojer bebé y no paro hasta que te dejo embarazada, querés? 

Le dije que si.. Me paro, me bajo los pantalones. Le muestro mi cola, algo peluda en la raya del culo. Que me dice:

- Parece una conchita bebé ufff... Como te voy a enlechar! 

Dijo eso y me agarró dándome vuelta, escupió su mano, puso saliva en la raya y en la entrada de mi hoyito. 

Y medio brutamente, intenta meterla, como lo tenía medio cerrado. Pone más saliva, en mi agujero y en su pija.

Intenta de nuevo, esta vez me hizo ver las estrellas, ya que me dolió al meterla de golpe. Le dije que me dolía.

- Me duele papi

- Aguanta bebé que papi quiere llenarte de leche! aguanta pendejito puto! 

En eso último cambió el tono a macho alfa enojado. Me calentó.. 
Primero se quedó quieto mientras sentía como su verga se movía sola en mi interior.

Después empezó un mete saca sin sacarla del todo, con bastante fuerza y brutalidad. Pero ese dolor fue pasando y convirtiéndose en un placer que hace mucho no sentía mi culito. 


Entonces me dice "ahí va putito toda mi lechita para vos bebé", gime bien fuerte otra vez, con esa voz de macho que me calienta, y siento en mi interior como un líquido caliente, toda su leche, inunda mis entrañas...
Después de ese día lo he visto, es casado y con hijos.. Nos guiñamos un ojo. Lo vi varias veces más y repetimos esa experiencia. Como me gusta el olorcito de sus huevos y su chota es indescriptible. 



 



jueves, 19 de enero de 2023

Mi primera vez con un hombre (de la web, pero arreglado por mi)

Mi primera vez con un hombre no fue como a algunos le sucede, y como pensaba que me sucedería, con un hombres atractivo, lindo o exitoso.


Mi nombre es Nicolás. En aquel momento yo estaba casado con una mujer, y tenía 32 años. Me desempeñaba como médico en mi consultorio. Mi esposa es una linda mujer, con lindo cuerpo, sin mucha cola pero con unos pechos generosos, y muy fogosa en la cama.


Conocí a Carlos en un curso de lectura. Yo llevaba ya seis meses, y él se presentó una tarde, con cierta timidez. A poco de empezar comenzó a ser bastante participativo, y demostró enseguida su cultura. Es un hombre muy leído, apoyado también en sus 62 años. Al contrario, yo era bastante callado, me gustaba escuchar opiniones de todos, y claro, opinar también en alguna oportunidad.

Carlos es un hombre muy alto, de aproximadamente 1,90 metros de altura, no muy gordo pero si con una contextura física enorme, con una panza como quien dice cervecera y con unos brazos que asustan y hace pensar que en sus momentos de juventud impartía miedo a quien lo observase. No mucho pelo en la cabeza, pero en el cuerpo pareciera que si porque se le asomaban los pelos por el cuello cuando usaba camisas, tiene unos bigotes abundantes, con una voz ronca varonil  y ojos marrones oscuros.

De a poco empezamos a hablar, alguna vez antes de empezar, y alguna que otra vez a la salida. Todo en tono cordial, y sin sospechas de ningún tipo.

De a poco empecé a notar que Carlos era un tipo muy locuaz, hablaba hasta por los codos, y a muchos de los compañeros empezó a caerles antipático. Monopolizaba la palabra, contradecía al resto y con el tiempo se fue aislando. El resto del grupo empezó a hacerlo a un lado, y a ponerle algún apodo, "viejo gaga" era el más conocido. 

La cosa se fue poniendo peor y le hacían bullying de una forma que me empezó a molestar, por lo que de a poco empecé a acercarme a él. Al conocerlo me di cuenta que no era un mal hombre, solo muy seguro de sí mismo y por supuesto, vanidoso, pero con sentimientos nobles. Poco a poco fuimos hablando más, y al ver que tenía un amigo, el grupo dejó de tomarlo como punto de risa.

Comenzamos a juntarnos en algún bar para leer un rato primero, y después simplemente para hablar de la vida. Y ahí él empezó a halagarme en ciertas maneras. Primero con mi ropa, diciéndome que tenía muy buen gusto, luego con mi corte de pelo, y así fue tanteando la situación.

Con el correr de los meses empezó un "juego" en el cual me fui sumergiendo, consistente en que él deslizaba algún comentario sexual, y yo me reía o sumaba algún otro. Teóricamente todo era en juego, pero de a poco empecé a notar que de a poco su mirada empezaba a mirarme más fijo, que en el tono de sus comentarios había menos risa y algo más de realidad, y se empezó a formar en mi la idea que quizás él fuera más en serio que un simple chiste.

Un día me invito a leer en su casa, y si bien la idea que quizás él quisiera algo más vino a mi mente, decidí aceptar. Durante semanas fui a su casa, con el total consentimiento de mi ex esposa, dado que no le ocultaba nada de eso, nada había que ocultar. Lo que si ella no sabía, era que de a poco yo había empezado a tener pensamientos eróticos con situaciones homosexuales, y masturbaciones en las cuales empecé a meterme un dedo en la cola, para posteriormente penetrarme con un consolador anal con el que jugaba con mi esposa.

Todo cambió de golpe, una tarde que como tantas fui a su departamento a leer y charlar. Todo se desarrollaba como siempre, pero en un momento cuando salgo del baño, abro de pronto la puerta y me encuentro con que está esperándome del otro lado. Nos quedamos cara a cara, y sin pensarlo demasiado me dio un beso. Si bien yo había pensado varias veces en un posible encuentro con Carlos, la situación obviamente me cayó como un baldazo, e intenté resolver de la mejor manera. Y le dije:

- "Perdón Carlos, pero no, nada que ver”

- "Nico, te encanta esto, solo tenés que soltarte, es obvio que tenés ganas"

- "No no, nada que ver. No me van los hombres, creí que era claro que todo era un juego"

- "No podes fingir Nico, llevo mucho tiempo de esto y me doy cuenta enseguida cuando algún hombre quiere pija"

Se me volvió a acercar, arrinconándome contra la pared. Me volvió a besar intentando meter su lengua, y ante mi rechazo, fue directo a mi cuello. Quedé extasiado, hacia fuerza para que no me gustara pero estaba en las estrellas, sentía su respiración acelerada, y me empecé a calentar mucho. Me agarró la mano y la llevó a su paquete notando que estaba su pija bien dura. Cómo médico he visto muchos penes y el de Carlos parecía al tacto tamaño promedio. Del cuello fue nuevamente a mi boca, y nos besamos apasionadamente con desesperación.

- "No estoy preparado Carlos, podemos dejarlo para otro... día..." 

(casi no podía hablar, y salían gemidos entremedio)

- "Yo si estoy preparado Nico, me tomé un viagra antes que llegues"

Y me siguió besando y metiendo lengua, mientras saboreaba su saliva.

Me llevó de la mano a su habitación y nos acostamos en la cama.

- "Bajame el jogging" (Estaba con esa prenda y remera)

Lo hice y ante mí apareció su pija, de tamaño normal, poco vello, pero ya gomosa y con líquido preseminal. Cosa que me hizo babear de deseo.

- "Mirala bien Nico, esta va a ser la primera pija que vas a tener en el orto"

Sin que diga nada más empecé a chupársela, como pensé que se debía hacer, copiando lo que las mujeres habían hecho conmigo. Carlos empezó a gemir de placer, y hacerme correcciones sobre mi forma de chuparla. Increíblemente en muy poco tiempo pase de tener terror a querer ser el mejor chupapijas de Buenos Aires. Lo mamé unos 10 minutos, despacio, intentando concentrarme, y no pensar en lo que estaba haciendo.

- " Listo Nico, ahora te quiero culear"

- "Mejor acaba y cogemos otro día"

- "Ponete en 4 mi amor"

Y me ubico como él quería que me pusiese. Apoye los codos sobre el colchón, y él se ubicó detrás mío. Me lleno la cola de gel lubricante, y comenzó con algún dedo. Siguió con chuparme mucho la cola, y a jugar con sus dedos, metiendo y sacando uno, siguiendo chupando, y cuando vio que yo lo toleraba bien, se llenó la pija de lubricante, y la apoyó en la entrada de mi ano. Me la iba a meter a pelo y me daba morbo.

- "Ahi va, bebé"

Empezó a empujar en el hoyito y el dolor empezó a aparecer, tal cual describen todos los que tuvieron esta experiencia. Intenté hacer como  aconsejan, relajar los músculos y respirar hondo, pero con un grandote atrás, agarrándome de las caderas y empujando con la pija se complica muchísimo. Pero me encantaba que dominara así. Una vez entró la cabeza, fue empeorando, sentía un cilindro que a presión quería romperme las entrañas, realmente insoportable.

- "Basta Carlos!! Ahhggghh!! Sacala por favor!!

-"Shhhuu! tranqui que ya pasa lo peor"

-"Nooo, sacala ya!! No aguanto!!!! "

-"Shhhuu! ya pasa bebé"

-"me duele por favor sacalaaa"

-"Nico, tranquilo que ya termina de entrar, shhhuu! relajá ese orto que desde ahora es mío"

De a poco esa sensación de puntada interminable empezó a ceder un poco, si bien aún dolía muchísimo. Sentí sus muslos en mi cola, y supe que había llegado al fondo. Nos quedamos así inmóviles por un minuto (o eso me pareció) mientras él me decía:

- "¿Sabés la cantidad de putos como vos desvirgué? Se hacen las difíciles y terminan todas con la cola llena de pija”

Yo no sabía si putearlo, ignorarlo o prenderme en ese juego morboso... decidí callar.

Al poco tiempo empecé a disfrutar la situación, si bien el dolor continuó durante todo el sexo. Cuando Carlos vio que no me quejaba tanto empezó de a poco a sacar y meter, sacar y meter, muy muy despacio al principio y ganando ritmo, y después fue en algún momento algo intenso.

Recuerdo haber pensado en aquel momento "quizás más adelante me arrepiento, al menos ahora tengo que disfrutar si puedo", y comencé a soltarme y soltar lo que me salía, en mi caso gemidos de placer.

- "Ay como te gusta bebe!!!"

- "Aaaahhh" (gemía fuerte y eso lo hacía ponerse más bruto y metermela más fuerte)

- "Querés que te dé más pija?"

- "Ayyy papi ahhh ahhh"

- "Decime o no te cojo nunca más"

- "Ah ah ah, me vas a querer seguir cogiendo viejo forro, dame más pija ahhhh así papá, más adentro metela"

Y ahí continuó con el bombeo, suave siempre y fuerte por momentos, hasta que sentí que le metía hasta el fondo, y soltaba un chorro enorme de leche que inundó mis entrañas:

- "Aaaaaa bebé te voy a llenar de leche! aaaa ah!"

Y se me desplomó arriba mío.

Yo estaba empalmado pero no había acabado, por lo cual empecé a masturbarme mientras aún tenía su pija en mi cola y tuve un tiempo orgasmo del que creo se enteraron todos los vecinos.

Si bien Carlos me ofreció a quedarme en su casa, y hasta llegó a rogarme, me fui rápido, con la cola usada por primera y llena de su lechita, pero no fue la última vez en mi vida que Carlos me hiciera suyo.