martes, 14 de septiembre de 2021

En el camión

Esta historia es de un amigo, pongámosle Juan:

Esto pasó cuando recién terminaba el colegio secundario, ya tenía todo listo para mudarme a la capital a estudiar una carrera universitaria. Con 18 años viviría solo, lejos de la presión de mis padres, estaba ansioso al respecto.

La fecha límite se acercaba y ya necesitaba viajar a la capital, donde vivo se encuentra bastante lejos, es bastante pequeño y como que se conocen todos. Mi padre no se hacía tiempo para llevarme y yo no quería viajar en colectivo porque tenía que llevar muchas cosas conmigo.

Un noche salimos a cenar mis papás, mi hermano y yo, a una confitería en el centro. Ahí mi padre se encontró con un grupos de hombres, apenas los vi me di cuenta que eran camioneros, cumplían todos los requisitos que el estereotipo precisa para delatar a una persona.

Mi papá trabaja con unos distribuidores que abastecen a todos los pueblos cercanos y por eso conocía a muchos camioneros. La cosa es que con mi madre y mi hermano nos sentamos y pedimos la comida, mi padre llego al rato con la novedad de que mañana mismo saldría ya para capital, que uno de los muchachos me acercaría.

A mi al principio no me cayó bien la idea, estaba molesto, prefería viajar en colectivo antes que con un completo desconocido, pero la decisión ya estaba tomada por mi papá.

Esa noche prepare todo lo que me faltaba, casi no dormí, estaba muy ansioso. En la mañana temprano sentí el ruido de una bocina, me acerqué a la ventana y ahí estaba el camionero.

Preparé mis cosas y me dispuse a bajar, cuando llegué al comedor ya podía escuchar la voz del hombre, gruesa y varonil, saludaba a mi madre con toda la confianza del mundo, mi padre llevaba mis bolsos al camión.

-Hola pequeño, vos debés ser Juan.

-Hola que tal, si si soy yo, mucho gusto!

-El gusto es mio compañero, llamame Hernán..

La cosa es que Hernán no aparentaba mas de unos 45 años, pero no llegaba a los 50 como lo supe mas tarde. Estaba bien nutrido, tenia unas piernas enormes y así también sus brazos, tenia una panza apetecible que no le hacia mal a nadie, tenía una gorra de las cuales se asomaba por los costados un poco de su pelo color castaño oscuro, una nariz prominente, enmarcadas por dos grandes cejas oscuras, y sus ojos, café, junto a una barba de unos días.

Todo el pesimismo se me pasó al ratito apenas lo vi, ahí parado junto la cocina de mi mamá, con unos jeans, y una camisa a cuadros prendida hasta la mitad, dejando ver parcialmente su pecho peludo, este hombre era un dios de las rutas, la manera que me sentí atraído por el fue increíble, con mis 18 años ya tenia bien en claro que mi condición sexual era gay, pero nunca un tipo me había calentado así. Siempre me enamoraba de compañeritos o amiguitos de mi edad, yo solo me los imaginaba besándome y hablando cosas del amor, con Hernán fue algo completamente diferente.

Me despedí de mi familia, me prometieron que pronto estarían conmigo para ver como me iba con mi nueva semi independencia, entre en el camión ese y quedé hipnotizado por el olor que había adentro, un olor a macho muy particular, una mezcla de desodorante para hombres con sudor, no se como explicarlo, pero estaba claro que era olor a hombre. Me calentaba bastante.

La verdad es que yo estaba muy tímido, casi no hablaba, si el me preguntaba algo yo respondía de manera cortante, tenía mucha vergüenza no sé porque. Él se dio cuenta al toque de que algo me pasaba.

-Che nene te pasa algo? Estas enojado por algo?

-No… No para nada, por qué lo dice?

-Porque te noto callado y cuando te pregunto algo me contestas mal… Te molesta que te hable? Si querés prendo la radio y seguimos el viaje callados.

-jaja no hace falta don Hernán, la verdad es que soy algo tímido… no sé..

-aahh esta bien entonces hijo, pensé que estabas molesto conmigo o que te incomodaba algo, conmigo no tenés que ser tímido, podés abrirte conmigo siempre que quieras, soy muy buen amigable.

-Ya lo creo que si don Hernán!

Y así chalamos un buen tramo cuando me entró el sueño, a medida que me dormía me iba sintiendo cada vez más caliente, era algo inexplicable jajaj seguramente fueron las hormonas típicas de la edad.

Él se dio cuenta que me dormía.

-Muchacho acostate sobre mi regazo, poné tu cabeza acá y estira las piernas así descansas bien.

Yo le hice caso sin chistar, asenté mi cabeza sobre sus piernas y estiré las mías a lo largo del asiento.

Don Hernán me comenzó a acariciar la cabeza, de forma muy mimosa, casi diría paternal, supongo que para que me durmiera mas rápido.

Y así lo hice, poco a poco me fui durmiendo… Estaba en ese estado en que no sabés si lo que pasa es real o es parte de un sueño cuando noté que Hernán se desprendía el botón de su pantalón, bajaba su cierre y dejaba escapar su pija erecta, que dada a la posición en que yo estaba quedaba justo al frente de mi cara, todo era muy confuso, Don Hernán trató de moverme, lo cual me terminó de despertar, pero entendí la situación al instante, decidí hacerme el dormido.

Me colocó boca abajo sobre su bragueta, por la cual escapaba su pija, me lo metió casi en la boca, erecta, y babeante de líquido pre seminal y ahí la dejó buen rato, yo estaba que me moría de gusto, no podía mover la boca ni mi lengua porque se daría cuenta que estaba despierto.

Él sólo comenzó a mover mi cabeza de un lado a otro, cosa que me encantó. Como queriendo cogerme la boca. Luego de un rato así, decidió estacionarse al costado de la ruta.

Cuando paró, empezó a mover mi cabeza arriba debajo de una muy rápida, estiro el brazo y pasó una mano bajo mis jeans y mi calzoncillo, tocando mis nalgas, buscando mi hoyito y hundiendo el dedo ahí, lo metía y lo sacaba, me estaba volviendo loco.

Yo no aguanté mas y comencé solo a chuparle bien esa pija gruesa y cabezona, babeante de líquidos de macho, cuando él notó que estaba despierto, empezó a gemir de gusto, y dijo un entrecortado "seguí así pendejito lindo!" En un momento, sacó la mano de mi cola y me miró como sorprendido, y con una sonrisa de satisfacción, yo sólo reí y le seguí chupando la chota con muchas ganas.

Él me separó de su pija, me bajó los pantalones y mi calzón, me puso boca abajo, sobre el asiento y me ensartó de una su pija en mi hasta entonces todavía inexplorado ano.

Pegué un grito muy fuerte, me dolió bastante, trataba de sacarlo de encima mío pero no conseguía hacerlo! El me sostenía fuerte, sentía todo su peso sobre mi.

Me penetraba duramente, a los pocos segundos me empezó a liberar de ese abrazo fuerte y le pedía mas.

- Así don Hernán, deme más duro, rompame el culo!

- Así chiquito te gusta,? Ahh pendejo puto, te voy a llenar el culo de leche!

- Si si aahh! aaaah hmm siga así don Hernán, que lindo se siente! hmmm

- Si gozá perra, sentí mi tranca en tu cola, nena toma mi lechita!


Y así estuvimos será cosa de 30 minutos cuando me cambio de posición, me hizo sentarme encima de él, yo de espaldas a el mirando para el frente. Después me dí vuelta casi sin sacarla de mi culo y le dí unos besos con lengua. Su gusto y olor a macho me encendían a mil.

Me senté y lo cabalgue un rato cuando de pronto me agarra la cintura y me lleva bien abajo, dejándome ensartado hasta el fondo, con su pija choreando leche calentita en mi interior.

Cuando saco su pija de mi culo, pude sentir como parte de su semen escapada de mi cola que quedó como una O roja, con leche escurriéndose por los costados de mis piernas.

Me alcanzó papel para que me limpiara, me besó en la boca, y siguió el viaje, como si nada hubiera pasado, charlamos muy bien todo el camino.

Cuando me dejo en mi departamento, me pidió mi número de teléfono, se lo dí y ahora nos vemos de vez en cuando, siempre estoy dispuesto para Hernán.