martes, 10 de octubre de 2023

El viaje a Córdoba con el camionero

Durante años había fantaseado con la idea de tener sexo con un camionero. Soñaba con que fuera fuerte, varonil, recio, descuidado en su aspecto, que fuera un hombre maduro y heterosexual, bien macho. Como saben, los camioneros tienen muy buena fama de saber coger bien porque tienen las mejores maestras en el sexo: las prostitutas de la calle. Estas trabajadoras de las rutas enseñan a sus clientes (los camioneros) cómo cogerlas de la mejor manera, cómo moverse, dónde estimular, las mejores posiciones y los puntos de placer.

En mi vida laboral he tenido oportunidad de trabajar en distintas empresas, y en una de esas empresas conocí a un camionero que venía a retirar la producción de la fábrica. Nos pusimos a conversar varias veces y éste hombre era muy simpático y conversador. Yo me le quedaba mirando por su aspecto tan hermoso y varonil, entusiasmado escuchando sus anécdotas de las rutas y los viajes. Me encantaba su experiencia y en cierta forma yo lo admiraba. Me quedaba embobado mirándolo y él me veía a mí también, a veces con una sonrisa, él quitaba la atención de los demás para venir y hablar conmigo. Creo que desde el principio hubo una atracción muy fuerte. Creo que él se dio cuenta desde el principio que yo soy gay, pienso que a los hombres les gusta mi parte "femenina". Siempre traté de ocultar mi homosexualidad, pero en cierta forma siempre sale a la luz, y simplemente a veces la dejo salir sin importar lo que dirán.


Un día que este hermoso camionero vino a recoger su carga, nos pusimos a hablar, y me contó que él a pesar de estar casado, de vez en cuando se levantaba alguna mina, ya sea prostituta o de las chicas comunes, y las llevaba como "novia" a alguno de sus viajes. Entonces, mientras estábamos hablando, mi hermoso macho camionero soltó una propuesta que me tomó por sorpresa:

Camionero: -Estaría bueno que fueras conmigo a Córdoba uno de estos días. ¿Qué te parece, irías?

A lo que yo le respondí:

Yo: -Me encantaría. ¡No conozco Córdoba así que sería genial!

Mi entusiasmo no podía ser más grande. Estaba tratando de no mostrarlo tanto para no asustarlo, pero por dentro estaba flotando en las nubes.

Elegimos una semana donde yo estuviera de vacaciones para poder tener suficiente tiempo libre. Así que acordamos un día y un lugar por donde él me iba a pasar a buscar y ahí estuve. Fui a una parada de colectivos en la ruta a la hora acordada, y después de unos minutos apareció él con su camión Scania 112.



Yo llevaba ropa liviana y una mochila con un poco más de ropa y algunas pertenencias como para tres días. Así que él paró al costado de la ruta, se bajó del camión y me saludó con un fuerte abrazo, me metió un fuerte beso en la mejilla y me ayudó a subir, (noté que me miraba el culo desde abajo) me pasó la mochila, y yo estaba loca de entusiasmo y felicidad. 


Emprendimos el viaje y mi hombre tenía una hermosa sonrisa de par en par. Este hermoso ejemplar de camionero tiene unos dientes blancos grandes y una sonrisa completa como los actores de cine, y era morrudo, alto y pelo castaño, tiene piel blanca bronceada por andar en el sol de las rutas, (es descendiente de italianos), tiene manos grandes, el pecho peludo y una hermosa cola redonda se adivinaba a través de su pantalón azul de grafa. Su bulto también se marcaba a través del pantalón y se notaba que tenía un gran par de huevos.


Viajamos por varios kilómetros y me pidió que le cebara mate. Puso la garrafita y calentó el agua en una pava. Por supuesto, como su mujercita camionera, le cebé mate con toda alegría. Estaba dispuesto a todo, lo que me pidiera lo haría sin dudar, y cebarle mate a mi macho camionero me hacía más que feliz.


Luego de andar por varias horas, cayó la noche y paramos en una estación de servicio. Yo aproveché para ir al baño y pegarme una ducha, dejé mi cola lista para cualquier acción que pudiera venir después. Cuando volví vi que mi "novio" camionero estaba cocinando una rica comida en la garrafita. Muchos camioneros tienen todo el equipo completo arriba del camión, pues esa es su "casa" la mayoría del tiempo: una garrafa de dos o tres kilos, una hornalla, un par de cacerolas, vasos, platos y un juego de cubiertos. También tienen un equipo para bañarse: Toallón, ojotas, jabón, dentífrico, desodorante, y algo de perfume. Herramientas, equipo de mate, varias mudas de ropa y algunos hasta heladera tienen.


Después de comer llegó la hora clave: la hora de dormir. Hasta ese momento no habíamos hecho nunca nada. Así que para mí con él era mi primera vez. Estábamos en un pueblito llamado La Carlota, Córdoba, así que él me dijo:

Camionero: -Mañana tenemos que llegar a Córdoba Capital, tengo que ir a la fábrica y descargar, así que tengo que levantarme temprano. Vamos a dormir. 

Mi corazón saltaba dentro de mi pecho. Él empezó a sacarse la ropa y en un segundo estaba sólo con un bóxer blanco puesto. Mis ojos lo miraban maravillados, casi con desesperación, absorbía cada centímetro de su cuerpo, ese pecho y panza peluda, y especialmente su entrepierna. Yo lo miraba como un "violador" en potencia. Él tenía un gran bulto que dejaba entrever lo que había dentro de su ropa interior. Se me quedó mirando y viendo cómo yo absorbía cada célula de su ser. Entonces se acostó en la cama del camión y se quedó esperando expectante... 

Hice mi primer movimiento: me senté en la cama y acaricié su bulto por encima del bóxer. Como él no hizo nada seguí con mis avances. Le bajé el bóxer y apoyé mi nariz y boca en su verga y su vello púbico. Sentí el suave olor de su verga, era un olor hermoso, algo de mezcla con meo y algo de líquido preseminal, dulzón y excitante. Me llené la boca con su pija y la chupé con todas las ganas, haría todo lo posible para que ese hombre no se olvide de mí, y para hacer que ese viaje sea inolvidable para los dos. 

Se la chupé con gran entusiasmo, se la agarraba con fuerza y le hice garganta profunda varias veces y en poco tiempo esa verga estaba dura y maciza como una piedra. Sentí su líquido preseminal entrar en mi garganta y sabía que mi hombre estaba muy excitado. 

Mi cuerpo se convirtió en una verdadera aspiradora, una máquina succionadora de pijas, una verdadera boa constrictor dispuesta a tragarme cada centímetro de la verga de ese hombre. Le chupé las bolas y lo pajeaba y sentí su orgasmo casi por venir. Paré un poco y volví a metermela en la boca hasta que llegaba a mi garganta y me hacía ahogar esa pija gruesa. Sentí sus gemidos de placer y supe que estaba haciendo un buen trabajo. Su verga se puso más dura que nunca y pensé "éste es mi momento" así que empecé a chupársela más rápido, y volví a hacerle garganta profunda una y otra vez, y entonces el dijo:

Camionero: -Voy a acabar, voy a acabar

Él pensaría que la iba a sacar de mi boca para que acabe en la sábana o sobre su pecho, ¡pero Nooo! ¡Yo no estaba dispuesto a desperdiciar ese delicioso néctar! Le dije:

Yo: ¡Sí, papito! ¡Acaba, dame la lechita papi!

Y seguí chupándosela hasta que sus gemidos se hicieron más fuertes y sentí su esperma saliendo de su hermosa verga y entrando hasta el fondo de mi garganta, fue como una erupción de esperma, un géiser de leche que llenaba toda mi boca y me tragué hasta la última gota. Que rica esta esa lechita! 



Su cara de satisfacción y de placer me dieron la confirmación de que lo había disfrutado de verdad y me sentí más que contento con mi tarea bien hecha.

Yo me saqué toda la ropa y dormimos desnudos en la cama del camión mientras él me hacía "cucharita".

A la mañana siguiente nos levantamos temprano y comenzamos a andar mientras yo le cebaba mate y veíamos el amanecer en la ruta. 

Llegamos a la fábrica en Córdoba, descargamos y en una media hora más emprendimos el camino de vuelta a Buenos Aires. Anduvimos como hasta las nueve de la noche y paramos en un lugar llamado Hughes, en la provincia de Santa Fe. Paramos en una parrilla y yo decidí que iba a tomar otro baño para estar lista para mi camionero. Pero él me dijo: 

Camionero: -Esperá, vamos a comer algo en la parrilla y después nos bañamos juntos. ¿Eh, dale?

Yo: -¡Dale, me encanta!- Respondí con entusiasmo

Así que comimos una rica parrillada para dos, tomamos un agua saborizada porque él tenía que manejar al otro día. Y después de hacer una pequeña sobremesa nos fuimos a bañar.

Entramos a la ducha los dos desnudos y mi excitación era fabulosa. A esa hora era difícil que viniera alguien porque era bastante tarde. Agarré el jabón con fuerza y se lo pasé por todo su cuerpo. Le enjaboné el pecho, los brazos, las piernas, le enjaboné la verga y lo pajeaba con bastante espuma, acariciando sus bolas y su verga que ya estaba bien dura. Me dijo: "Esperá que quiero penetrarte adentro, en el camión". Nos enjuagamos y salimos de la ducha.


En un rato más estábamos en la cama del camión. Nos desnudamos enseguida y se la volví a chupar, pero esta vez me pidió que me pusiera en cuatro. Cave decir que su verga no era muy grande, era una pija normal de unos 16 cm pero si era muy gruesa, su aspecto era lindo, muy lindo, suave, blanca, de una gran cabeza rosada, era una verga hermosa como para sacarle una foto y ponerla en un recuadro. Sus bolas son bien grandes y colgantes. 

La fue introduciendo en mi culito de a poco, mientras besaba mi espalda y cuello con leves mordidas que me volvían loco. Hasta que la metió hasta las bolas. Y empezó con vaivén de mete saca con buen ritmo.

¡Me encantaba la forma en que se balanceaban con cada uno de sus movimientos!. Pero lo que más me gustaba era la maestría con que movía su cuerpo y usaba esa hermosa verga. Era como un maestro del sexo, un verdadero adonis de las rutas argentinas. 

Me hizo ponerme en cuatro y me cogía agarrándome de la cintura. Me daba nalgadas de vez en cuando y me decía:

Camionero: -¿Te gusta putita, te gusta mi pija?

Yo: -¡Sí, papito! ¡Cogeme, cogeme por favor! 

Camionero: -Ponete así de costado.

Nos pusimos en la posición de cucharita y me cogió así de una manera magistral. A lo que yo respondía moviendo mi culo para adelante y para atrás, y también zarandeándome como una bailarina de samba brasilera haciendo círculos con mi cintura. 

Camionero: -¡Vos sí que sabés disfrutar de una buena pija!

Yo: -Sí, papi! ¡Me encanta tu verga, la quiero toda para mí!

Entonces me puse boca abajo y él puso un almohadón debajo de mi cintura. Y se ubicó arriba mío y empezó a clavarme en esa posición. Se movía como una locomotora, era un tractor topándome una y otra vez. Se movió hacia adelante para que la penetración fuera más profunda. ¡Qué pedazo de macho tenía, bien adentro, y sólo para mí!

Él se movía arriba y abajo, y yo sentía clavarse esa verga y sus bolas castigando contra mi cola y mi éxtasis fue enorme. Me cogió así un rato más y me dijo: 

Camionero: -¿Adónde la querés, adónde la querés...?

Yo: ¡Adentro, mi macho, la quiero toda bien adentro!

Camionero: -¿¡Te gusta, putita!? ¿¡Te gusta, querés mis hijos adentro!?

Yo: -¡Sí, papito! ¡Llename la cola de leche, haceme tuya para siempre!

Camionero: ¡Ahhh, Ahh, AAAAAHHH!

Me agarró con fuerza de los hombros por debajo del pecho, me apretó contra la cama y me clavó la verga hasta el fondo mientras me mordía la espalda. Me mordió como los caballos sementales muerden cuando montan a sus yeguas.

Camionero: ¡¡Mmm!! ¡¡Mmmnnn!! ¡¡Ohhh!! ¡Me dejaste seco putita! ¡Toda mi leche está dentro tuyo!!

Se quedó así resollando sobre mi cuello por un rato y después se levantó de encima mío y nos dispusimos a dormir, de nuevo abrazados y más que satisfechos. ¡Yo era la persona más feliz del mundo!





Al otro día llegamos a Buenos Aires y me dejó en la misma parada donde me había levantado, me dio un fuerte apretón y un besazo que me dejó flotando en el aire. Y se fue cantando feliz y contento: 

¡Hasta el amanecer, haremos, haremos el amor! 




1 comentario:

  1. Que ganas de que me coja un camionero! Y me llene con su leche por dentro 😋
    Escriban camioneros panzones y peludos a chaser4topbear@outlook.com

    ResponderEliminar